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Denegado a una mujer el visado para asistir a una boda en Estados Unidos

Juana Martín Gómez, de 43 años de edad, soltera, cocinera en una cafetería de lujo, testigo de Jehová, pacífica por naturaleza y convicción, no ha podido asistir a la boda de unos amigos en Estados Unidos, ya que la embajada de ese país en Madrid le ha denegado el visado. De nada sirvieron los múltiples documentos y los apoyos de personas solventes para certificar que Juana no quería quedarse en EE UU.

"La familia Sánchez y la familia Sotomayor le invitan a la boda, [etcétera] que se celebrará el sábado 21 de febrero en el Salón del Reino de los Testigos de Jehová. 6914 Southwest, 14 Street, Miami, Florida". Así rezaba la invitación de boda de unos amigos, que ha sido la causa de que a Juana Martín le invadiera una sensación de estar siendo tratada como una especie de indeseable."Creo que he demostrado suficientemente que mi única intención para viajar a EE UU era asistir a la boda de mis amigos", dice Juana Martín. "A lo largo de cinco o seis visitas a la embajada he presentado documentos oficiales que demuestran que tengo mis ahorros en el banco, que el piso donde vivo es de mi propiedad, que tengo coche y trabajo estable, que tengo incluso reserva de avión para volver a España el 24 de febrero [el grupo de amigos salió de España el 10 de febrero]. La actitud de la embajada me parece incomprensible".

El novio, Porfirio Santos, escribió a la Embajada norteamericana en Madrid explicando el motivo de la estancia de Juana en Florida, escrito que fue presentado a través del consulado español en Florida.

Testigos de cargo

Su jefe en la cafetería, invitado a la boda y testigo de Jehová, certificó la antigüedad de Juana en la empresa -seis años-, y se hacía cargo de cualquier responsabilidad que pudiera recaer sobre Juana durante su estancia en Florida.El director general de la agencia de viajes Génesis certificó que Juana Martín formaba parte de un grupo que regresaría a España el 24 de febrero. El director de una sucursal de la Caja de Ahorros de Madrid, y el de otra de la Caja Rural de Cáceres, certificaron que la mujer tenía fondos suficientes para costearse la estancia; el director de la empresa de agentes comerciales Chausson, también invitado a la boda, aseguró por escrito a la embajada que el viaje en cuestión era puramente turístico, y también se ofreció para hacerse cargo de cualquier responsabilidad que Juana pudiera contraer.

Todo fue inútil. Un oficio, con un sello sin firma en el que se lee Marc J. Susser, vicecónsul of the United States of America, fechado el 8 de febrero, decía: "la información adicional que usted nos ha suministrado no prueba su intención de abandonar Estados Unidos después de una estancia meramente temporal y turística".

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