Tiempo de mudanza
Libros, archivos y fotografías familiares se trasladaron ayer de unos despachos a otros, o abandonaron quedamente la sede central de AP. Los nuevos dirigentes buscaban despachos y los derrotados los abandonaban. Solamente el que fuera despacho de Fraga, en la séptima planta del edificio, que Herrero llegó a ocupar tan solo por espacio de unos días, permaneció abandonado y solitario: Hernández Mancha ya ha declarado que él prefiere el habitáculo del ex secretario general, Alberto Ruiz Gallardón, que es mucho más alegre". Excepto Herrero, que partió a una localidad abulense para gozar de unas breves vacaciones sin teléfono, los restantes derrotados en el octavo congreso de AP andaban ayer desorientados y en espera de contactar con el nuevo presidente del partido para conocer su destino: Carlos Robles Piquer, hasta ahora coordinador general, senador y eurodiputado, no piensa, por el momento, solicitar el reingreso en la carrera diplomática; Gabriel Elorriaga, que lleva la secretaría de la comisión de defensa y es presidente de la comisión de control de RTVE, esperaba audiencia. Ni Robles, ni Elorriaga, ni el también histórico Carlos Argos, portavoz del Grupo Popular en la asamblea de Madrid, resultaron elegidos en la lista abierta para el comité ejecutivo. Fernando Suárez, que no se presentó, mantendrá sus cargos en el Parlamento Europeo y puede ser designado a dedo miembro de la ejecutiva, y Alfonso Osorio, que tampoco quiso figurar en la lista abierta, quedará como diputado y militante de base, dedicándose a su vicepresidencia de una compañía petrolífera."Aquí no habrá nada de vae victis (ay de los vencidos), declaró el pasado fin de semana Hernández Mancha, recalcando así su voluntad de concordia y de repescar a los derrotados. Ayer, éstos últimos, tanto los citados como quienes, desde puestos más modestos en el aparato, apoyaron a Herrero (Javier Carabias, Rogello Baón, por ejemplo) esperaban el veredicto del vencedor. Pero Hernández Mancha, tras la reunión de la ejecutiva, voló rápidamente a Sevilla, prolongando el compás de espera.
