Concepción Castro
es una anciana de 73 años peor que la madrastra de Blancanieves, al igual que María del Carmen Alberto, de 54 años, y Cristina García, de 62. Las dos primeras se dedicaban a vender anfetaminas a los niños en los quioscos de golosinas y chucherías que poseen en el casco viejo de Barcelona y la tercera pasaba directamente al hachís en la juguetería de su propiedad. Las mujeres fueron detenidas por la Policía Municipal, que después de someterlas a vigilancia se percató de que, entre regaliz y regalíz, chicle y chicle, solían dar a la infancia algún que otro gato por liebre.
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