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Cientos de presos políticos afganos salen a la calle por una amnistía

Varios centenares de presos convictos de "crímenes contra la seguridad del Estado" fueron liberados ayer de la cárcel afgana de Pol I Cherji en aplicación de la amnistía decretada por el Gobierno prosoviético como parte del esfuerzo para poner fin a una guerra civil iniciada hace ocho años. Funcionarios afganos aseguraron que el número de presos que abandonarán esta cárcel, situada a 20 kilómetros de Kabúl, será de unos 1.300, aunque los corresponsales extranjeros que viajaron hasta el lugar estimaron que sólo la mitad de ellos fueron liberados ayer.Los presos participaron en una reunión montada por las autoridades y filmada por las cámaras de televisión a la que asistieron personalidades políticas que elogiaron la política de reconciliación nacional emprendida por el Gobierno, apoyado por la presencia en el país de 150.000 soldados soviéticos.

La amnistía, dictada el 25 de enero, afecta a los condenados por "crímenes contra la seguridad" a penas de menos de siete años que hayan cumplido al menos cuatro, a las mujeres, a los mayores de 60 años o encarcelados con menos de 18 y a los que tengan enfermedades incurables. Excluye a los condenados por espionaje o terrorismo.

La amnistía es una de las bases del programa de reconciliación nacional con que el Gobierno de Kabul confía persuadir a la guerrilla musulmana de que abandone las armas. La agencia oficial soviética Tass informaba ayer que 81 formaciones armadas, con un total de 7.760 combatientes, han renunciado ya a la lucha. Por el contrario, siete importantes dirigentes de la guerrilla islámica con base en Pakistán reiteraban ayer su intención de seguir luchando por derribar al régimen prosoviético.

El mediador de la ONU en las conversaciones indirectas entre Afganistán y Pakistán dijo ayer en Nueva York que considera "cruciales" los contactos que se desarrollan en Moscú sobre el conflicto. El ministro paquistaní de Asuntos Exteriores, Shahabzada Yaqub Jan, ha viajado esta semana a la capital soviética, y están a punto de hacerlo el primer ministro afgano, Ali Keshtmand, y el propio Córdovez.

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