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El grupo de Banca Catalana generó 15.115 millones de beneficios brutos en 1986

Andreu Missé

El grupo de Banca Catalana generó unos resultados brutos de 15.115 millones de pesetas en 1986, lo que representa un aumento del 30,8% respecto a los obtenidos en el ejercicio anterior, según anunció Alfredo Sáenz, presidente de la entidad, en el informe a la junta de accionistas que se celebró ayer.

De los recursos obtenidos, un total de 1. 111 millones de pesetas se destinarán a reservas, y el resto a amortizaciones y a saneamientos de las tres entidades del grupo (Banca Catalana, Banco Industrial de Cataluña y Banco Industrial del Mediterráneo).Alfredo Sáenz, que calificó el ejercicio de brillante, señaló que con las dotaciones efectuadas este año ya se han cubierto 32.000 de los 42.000 millones de pesetas del agujero patrimonial existente en la entidad en 1983, cuando el Banco de Vizcaya, encargado por el pool de bancos propietarios, se hizo cargo de la gestión de Catalana. El Banco de Vizcaya cuenta con un 88% del capital de Banca Catalana y La Caixa con otro 7%.

Respondiendo a la pregunta de un accionista, que se interesó por el empleo de los 160.000 millones de pesetas de ayuda del Fondo de Garantía de Depósitos, el presidente manifestó que estos fondos eran todavía necesarios para la recuperación del grupo. Precisó que la gestión de estos recursos permitían obtener beneficios a la entidad por la diferencia entre su precio de coste, (8% pagado al Fondo de Garantía) y su rentabilidad, (12%, en el caso de las inversiones en el interbancario). El plan de ayudas del Fondo de Garantía tiene una duración de 10 años, pero la devolución no se inicia hasta el quinto año.

Fin del saneamiento en 1988

Sin embargo, cabe destacar el cambio registrado en la generación de recursos. Mientras en 1983, el 63% de los resultados procedían del empleo de las ayudas estatales, en el pasado ejercicio, la mayor parte de los frutos se han obtenido con las inversiones y la actividad del propio banco.Alfredo Sáenz manifestó que confiaba terminar el saneamiento del grupo en un plazo de dos años. En 1987 se terminaría de cubrir el agujero y en 1988 se proveerían los fondos exigidos por el Banco de España, como el relativo a los complementos de pensiones de los empleados.

Como datos más destacados del ejercicio figuran el aumento del 18% de la inversión crediticia, que alcanzó a finales de 1986, 256.800 millones de pesetas, lo que sitúa al grupo Catalana en el primero de Cataluña y el décimo de España por este concepto.

Los recursos de clientes experimentaron un crecimiento del 24%, alcanzando los 338.668 millones de pesetas. La cifra de cierre de 1986 supera el doble de la existente en junio de 1983.

Durante el pasado ejercicio la empresa ha mejorado notablemente la productividad por la acción simultánea en la contención de gastos generales, reducción de plantillas y racionalización de oficinas con la consiguiente reducción del inmovilizado.

En este aspecto destaca el moderado crecimiento de los gastos generales, (2,9%), y del personal (4,9%). La racionalización de la red de oficinas ha significado el cierre de 28 establecimientos, con lo que al finalizar el año el grupo contaba con 370.

En esta línea de mejora de la gestión y saneamiento del grupo hay que incluir la venta de inmuebles por un valor de 1.369 millones de pesetas. Esta cifra incluye la venta de la antigua sede del Banco de Barcelona, por unos 370 millones de pesetas, a la mutua del Colegio de Arquitectos Técnicos. La dirección también tomó la decisión de ofrecer en alquiler cinco plantas completas del edificio principal, en la Diagonal.

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