Un insólito Rossellini

Magnífica oportunidad nos brinda esta noche TVE con la proyección, dentro del ciclo dedicado al cine italiano que hasta hoy llevaba en exclusiva Vittorio de Sica, de un filme inédito de Rossellini, Un piloto regresa. No sólo inédito, sino durante muchos años dado por perdido, hasta hace relativamente pocos años, cuando un coleccionista descubrió al mundo la existencia de una copia, de la que, por supuesto, han salido otras que son ya piezas de valor del séptimo arte.¿Qué es, en definitiva, esta película que hoy ha de convocar la ilusión de todo cinéfilo que se precie? Ni más ni menos que uno de los tres títulos que rodó Rossellini entre 1941 y 1943 antes de acceder a la inmortalidad por Roma, cittá aperta, con fines aparentemente propagandistas y de exaltación fascista, y cuyos dos restantes, el primero y el último, son La nave blanca y L'uomo de-lla croce. Dato curioso, la idea de la que parte el guión (firmado por un copioso equipo en el que, además del propio Rossellini, figura un joven Michelangelo Antonioni) es de Vitorio-Mussolini, hijo de Benito y acreditado como Tito Livio Mursino.

Se hace dificil pensar, conociendo la obra posterior de uno de los grandes artistas cinematográficos de todos los tiempos, que esta historia de aviador heroico viviendo aventuras en un campo de concentración griego pueda perder, en aras de la propaganda oficial, el ángulo humano de la personalidad rosselliniana. Más bien pondríamos la mano en el fuego que, como en Paisá, la guerra es sólo un pretexto a través del cual Rossellini da el perfil científico del hombre. Rossellini fue siempre un investigador, los hechos siempre estuvieron acompañados de las causas, matemáticamente expuestas y, tratadas con la sencillez del troglodita que descubre en su cueva las posibilidades ilimitadas de una cámara de registrar verdades.