Socialdemócratas y liberales británicos dan un nuevo impulso a su alianza

La alianza formada por liberales y socialdemócratas, tercera fuerza política británica, tras conservadores y laboristas, ha clausurado una semana de potenciación política con un llamamiento al electorado para "moderar los extremismos de Gobierno y oposición" con un voto para la alianza en las próximas elecciones generales.

Sin embargo, en lo que los observadores han calificado de inicio de campaña electoral por parte de liberales y socialdemócratas, los líderes de la alianza han bajado el listón de sus aspiraciones para la próxima confrontación electoral que, aunque no tienen que celebrarse hasta junio de 1988, parece que será convocada antes del final de año.

En los actos dedicados a presentar la nueva imagen de la alianza, tras las disensiones del pasado otoño en el tema de defensa, entre los dos partidos que la integran, los líderes liberal y socialdemócrata, David Steel y David Owen, jocosamente conocidos como los dos davides, pusieron todo el énfasis de sus intervenciones en recalcar las ventajas para el país de un pacto de Gobierno entre la alianza y uno de los dos grandes partidos, y abandonaron sus anteriores pretensiones de victoria total.

La nueva dosis de realismo viene marcada por los resultados de las encuestas que, sistemáticamente, vienen colocando a la alianza en tercer lugar, con un nivel de apoyo en torno a más o menos dos o tres puntos del 20%, lo que supone una distancia de entre 15 y 20 puntos de conservadores y laboristas.

Negociar los programas

El mensaje de Steel y Owen a los dos partidos principales fue muy claro. Cualquier discurso de la Corona, equivalente a la investidura del Gobierno en el Parlamento, cuyo contenido no haya sido negociado previamente con la alianza, será rechazado, lo que en el caso de un hung parliament o parlamento empatado supondría la caída del Gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones generales.La alianza se niega a revelar con qué partido preferiría gobernar, y sus líderes insisten en que están abiertos a cualquier tipo de conversaciones en el caso de que nadie consiga la mayoría absoluta. Sin embargo, tanto el Gobierno conservador como la oposición laborista se niegan hasta ahora incluso a considerar la posibilidad de esa negociación.

En todo caso, dados los ataques lanzados por Steel y Owen contra la política económica de los conservadores, de una parte, y la de desarme unilateral de los laboristas, de otra, un pacto de Gobierno de la alianza con los tories supondría el abandono del actual monetarismo thatcherista por los primeros y la adopción de una política de defensa más flexible por parte de los segundos.