El Madrid aprovechó la, marcha de Sabonis
Diez minutos por delante sin Sabonis enfrente sirven para tener la agradable sensación de que a los rivales les han vendado los ojos y tienen que buscar los rebotes a ciegas. Aun así, el dramatismo con que el público contemplaba el desenlace del Madrid-Zalgiris apenas decreció, y ello porque resultaba casi cómico perder en esa situación. El Madrid tendrá que tomarse la Copa de Europa como una penitencia. Parece que ha hecho acto de contrición, se le nota propósito de enmienda pero los padrenuestros los reza saltándose las cuentas del rosario. Spriggs reza en inglés y eso no cuenta en España, aunque Iturriaga vio el resultado Final que produce autoflagelarse con un látigo de puercoespín.Al Real Madrid le salvó la actuación de un Corbalán turbopropuIsado, que corrió en moto, metió algunas canastas benditas y trató de manejar el partido. Lo consiguió hasta que una racha caótica invirtió el desarrollo del partido. Entonces, Corbalán pudo instaurar el ritmo del equipo, pero no el del partido, que dio media vuelta cuando Sabonis se marchó al banquillo. Fuera de estas circunstancias, el partido no tuvo una lectura demasiado clara. Fue irregular, hasta ambiguo y sólo dejó entrever que la zona 1-2-2 del Madrid hizo daño, como la 2-3 del Zalgiris, que los soviéticos no encontraron vías para jugar a gusto con Sabonis, así como tampoco los bloqueos exteriores les dejaron buenas posiciones de tiro. Como no, el Madrid sufrió en ataque, capacidad de penetración y el gran porcentaje de Branson (80%) resultó providencial.
El Madrid dominó la primera parte, que fue su acto más racional, a base de impedir que Sabonis pudiera apoyarse en sus aleros para decidir si jugar con asistencias o con tiros a canasta. Iturriaga -le costó hacerse con Kurtinaitis, quien hizo 12 de los 16 primeros tantos del Zalgiris- y Corbalán pelearon en determinados bloqueos y Spriggs, esta vez, defendió mejor de lo que atacó. En ataque, se seleccionó bien el tiro, aunque sin lanzamientos exteriores (61 %). El Madrid cobró ventaja de hasta 1.0 puntos, pero desaprovechó la oportun-Spriggs aprovechó poco su cadad de irse con más claridad. Así, un triple de Komicius en el último segundo destruyó una supuesta ventaja de 12 tantos al descanso (52-43).
El trabajo bien realizado se desaprovechó en la segunda mitad, donde se truncó el diálogo que llevaba el partido: el Madrid había leído despacio la partitura, con cierta inseguridad, mientras el Zalgiris tartamudeaba. En cinco minutos, el Madrid encontró páginas en blanco y navegó a la deriva: pérdidas de balón en ataque, saques de fondo que iban a parar a manos de lovaisha y situaciones de tres contra uno para el adversario, que lo cierto es que se sintió sorprendido de tamaños favores y no los aprovechó en toda su extensión. Pero, el Zalgiris empató (62-62) y tomó delantera (64-69). Afortunadamente, Sabonis cometió la quinta personal (70-73) y el público saltó de alegría. El partido estaba ganado aunque había tomado cariz de derrota.
Sin Sabonis, el Madrid perdió, miedo, pero no jugó bien. Branson se convirtió en dueño de la zona y Rullán acertó con dos triples, mientras Iturriaga era otro -"hay días en que Iturriaga está peleado con el mundo", dice Biriukov- Pero no se machacó, pese a que al rival se le veía desprotegido, incapaz de luchar por los rebotes y descaradamente obligado a jugar al triple, a la personal o a un lanzamiento claro. Pero fue una falta intencionada la que aclaró el asunto, a favor del equipo local. El Madrid las ha sufrido fuera y era obvio que tenía que disfrutarlas en casa. Pero eso es un cálculo que todos los que conocen la Copa de Europa estiman.
La victoria fue pírrica. El Madrid no es que siga adelante, es que, de momento, no está eliminado. El Maccabi ganó en la cancha del Zadar (78-81) y el Tracer en su casa al Orthez (8475).
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