El reto de Fassbinder
Rainer Werner Fassbinder era ya en 1978 un reputado cineasta que con ejemplar elegancia traspasaba las fronteras de la minoría para hacerse un nombre popular, pese a la criticidad que su estilo gélido pudiera imponer en el espectador. Esa fecha le marcó un reto: abandonar por una vez su cine, pequeño, edificado siempre a través de su propia compañía -su compañía estable- y en realidad muy barato, y lanzarse con coraje a una producción multimillonaria, con reparto cosmopolita, guionista de otra galaxia y material de base literariamente y literalmente sagrado. Una novela de Nabokov escrita en 1934, de atmósfera policial y con el tema del doble como centro de la operación. Una novela, también con no poca ironía, mucha reflexión y hasta ecos paródicos de Crimen y castigo.Desesperación resultó ser una película a la vez buena y mala, fallida e interesante. Lejos de querer hacer comparaciones entre los atributos de la pluma y los de la cámara, y lejos también, por supuesto, de querer examinar la criatura en términos de fidelidades e infidelidades, la obra de Fassbinder está exenta de emoción, y hay que dudar mucho que el cineasta quisiera prescindir de esa tan necesaria muestra de los sentidos. En realidad, las dimensiones del proyecto le ahogaron y todo el potencial de la obra se le escapó por entre los dedos.
Pero Fassbinder era un hábil artista. Su caligrafía supo remontar las aguas rápidas, y Desesperación, visualmente, posee un torrente de recurrencia en el que quedar prendado: a comenzar por las suntuosidades art deco con que decora sus fríos interiores; a continuar por Dirk Bogarde y sus siempre acertados trucos actorales, o por Andrea Ferreol, una de las grandes actrices europeas del cine contemporáneo, y acabando en esa capacidad fassbinderiana por aprehender el tiempo histórico, pulverizando ahí el texto original, y ofrecer, en este caso concretizándolo en 1930, la panorámica social de Alemania, que en títulos posteriores como El matrimonio de María Braun o Lola, holgados también presupuestariamente, marcarían el punto álgido de un cronista visual básico del cine moderno.
Desesperación se emite hoy a las 22.10 por TVE-2.