Sin manos, pero con corazón
Vuelven cansados al hogar y, encima, la sopa está fría. A veces ni sopa hay. Ese mundo escindido del regreso a la paz tras los desequilibrios físicos y espirituales de la guerra se concreta, o quiere concretarse, en tres hombres representativos cuya reinserción a la vida civil no materializa los sueños prometidos. Tres hombres de diferentes edades, penas diferentes. Uno, el mayor, siente el peso del tiempo y su espejo delata cabellos blancos y arrugas: en la guerra no hay espejos o son espejos rotos. Otro, de edad intermedia, tiene problemas con su novia, o su novia tiene problemas con él, lo que para el caso lo mismo da. Y el tercero, más joven, marinero y con peto de gala todavía, vuelve con corazón pero sin manos, con garfios.Esta parada de monstruos casi digna de Browning es el esqueleto de un filme célebre, Los mejores años de nuestra vida , multioscarizado y centro de polémicas diversas siempre por sus esquemas morales. Por un lado, ideológicamente, la película, que en su momento se calificó de liberal y audaz, con el tiempo ha sido atacada de blanda y, en el fondo, de conservadora, como si su autor, William Wyler, quisiera volver a plantearse, como hizo en La señora Miniver, los sufrimiento de la guerra en términos heroicos. Por otro, cuestión ya puramente cinematográfica, Wyler fue poco menos que crucificado por la crítica nuevaolista atendiendo a su clasicismo inoperante, algo que hoy, cuando el clasicismo es un viento del pasado, no tiene consistencia.
¿Modo de empleo actual de Los mejores años de nuestra vida? Dejarse arrastrar por ese academicismo visible de Wyler, que, entre otras ha dado maravillas como Cumbres borrascosas, El forastero o La heredera. También dejarse llevar por el peso de los actores, principalmente por Fredric March y Myrna Loy, que proporcionan descanso al melodrama para protagonizar buenas escenas de comedia, las mejores escenas. Y finalmente, que tampoco cuesta tanto atender a la historia, cuyos resortes, al fin y al cabo, siguen planteando problemas humanos y muy serios.
Los mejores años de nuestra vida se emite hoy, a las 22.10, por TVE2.
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