El Banesto, condenado a readmitir a un trabajador despedido por su actividad sindical
, La Magistratura de Trabajo número 3 de Madrid ha declarado radicalmente nulo el despido de Miguel Ángel García Fernández, empleado de Banesto, por estimar que la sanción era discriminatoria y le había sido impuesta por su actividad sindical. La sentencia condena al banco a la readmisión del empleado. García Fernández se ha pasado desde el mes de agosto con un tenderete ante la sede del Banesto, en la madrileña calle de Alcalá, explicando su situación.
La historia de Miguel Ángel García es un largo rosario de sanciones y anulaciones. En 1981, ya fue sancionado por llegar tarde al trabajo. La Magistratura dejó sin efecto la sanción. El banco le impuso nueva sanción trasladándole de sucursal, lo que también fue anulado por Magistratura. Dos años después se le volvió a imponer nueva sanción, también por llegar tarde, y también fue anulada por Magistratura de Trabajo, que cambió la pérdida de categoría por una simple amonestación privada.Durante los meses de mayo y junio de 1986, según la carta de despido, Miguel Ángel García llegó tarde al trabajo. Y el Banesto calificando de muy grave la falta procedió a su despido.
El magistrado en su sentencia dice que el retraso en muchos casos era de 11 minutos, y teniendo en cuenta que el reloj iba un minuto adelantado y que el banco daba 10 minutos de cortesía, las faltas de puntualidad se reducen a ocho y, en tiempo a una hora y 30 minutos, lo que no supone falta grave. Y señala que otros trabajadores con iguales retrasos no fueron despedidos, por lo que declara radicalmente nulo el despido, al tratarse de una sanción discriminatoria. "Al actor se le despide", dice la sentencia, "por pertenecer a la sección sindical de UGT y ser miembro muy activo de la misma".
Miguel Ángel García se ha pasado desde el mes de agosto hasta el 22 de noviembre, en que le fue prohibida su presencia por la Policía Municipal, instalado con una pequeña mesa, una sombrilla y unos taburetes, ante la sede del Banesto, en la madrileña calle de Alcalá. Un altavoz -el concejal del Distrito centro le autorizó a utilizarlo con una limitación de 30 watios de potencia- explicaba a los transeuntes su situación. En varias ocasiones la policía le incautó el material. La UGT solicitó permiso al Ayuntamiento para instalar una mesa de información sindical para que García Fernández siguiera en sus protestas.
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