Un día en las carreras

DER SPIEGELLa próxima semana, la Federación Internacional de Hípica (FEI) elegirá a la princesa Ana de Inglaterra como presidenta. Este hecho parece lógico a los ingleses, que se consideran prácticamente los inventores de la hípica. El pasado mes de junio, las carreras de Ascot se celebraron con tradicional brillantez. Los caballos trotaron en círculo con ligereza, las damas portaron con orgullo sombreros absurdos, los caballeros bebieron champaña demasiado deprisa y en cantidad excesiva. Todo casi como de costumbre. Porque se detectaron dos reales ausencias: Felipe de Edimburgo y su hija Ana. Ambos se encontraban reunidos con los más destacados delegados de la Federación Internacional de Hípica. El príncipe Felipe, presidente del organismo desde hace veintidós años, trató de convencerles de que su hija no sólo es la única persona idónea para sucederle en el cargo, sino que tiene el requisito más importante: es inglesa.Es conocida la afición de la familia real inglesa a los cuadrúpedos: el príncipe de Gales juega al polo, la reina Isabel es propietaria de una cuadra de caballos, Mark Phillips es un reconocido jinete, el príncipe Felipe es un experto conductor de coches tirados por caballos y a la reina madre le encantan las carreras. La elección de la princesa como presidenta de la Federación se da como segura. Uno de los delegados manifestó su esperanza: "Es de desear que no sea tan autoritaria como su padre".

12 de diciembre