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Las televisiones públicas europeas tratan de buscar un lugar para los grupos privados

Los responsables de algunas de las principales organizaciones audiovisuales de Europa se han planteado la definición de funciones que deben asumir las cada vez más numerosas cadenas de televisión privada. Esta búsqueda de identidad se ha manifestado abiertamente en un debate organizado por la Unión Europea de Radiodifusión (UER) en el marco de la primera y reciente reunión en Viena del Consejo de Europa sobre el porvenir de la televisión.

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Los distintos políticos, gestores y profesionales de la televisión no se ponen de acuerdo, pese a sus repetidos esfuerzos, en la definición de las funciones tanto de la televisión privada como de la pública. Una prueba de ello es la posición encontrada de los responsables de Radiotelevisión de Luxemburgo (RTL), Gust Graas, y de la BBC, Alasdair Milne.Para Graas, director general de RTL, prototipo de canal gestionado por la empresa privada, "la televisión privada es una de las características naturales de cualquier sociedad competitiva y tiene como principal función la de informar y divertir, mientras que, subsidiariamente, la de educar. Por el contrario, la misión fundamental de la televisión pública es precisamente la de educar e informar y, subsidiariamente, la de divertir".

Según el director de RTL, la televisión privada es inevitable porque los satélites lo invadirán todo. "Por eso hay que estar atentos a los programas que vienen de fuera, especialmente a los programas americanos, que son de mayor calidad profesional y a la vez más populares".

No comparte algunos de estos puntos de vista Alasdair Milne, director general de la BBC, organización considerada como una de las televisiones modélicas dentro de las llamadas de servicio público. Para Milne, el objetivo de la televisión pública no es educar ni dirigirse a minorías, sino crear buenos programas.

"La televisión pública tiene que actuar en concurrencia con la televisión privada, y por ello debe producir buenos programas populares para un vasto público.

El administrador general de la Televisión belga en lengua francesa (RTBF), Roberte Stephane, calificó de apocalíptico el escenario belga de la televisión (el más sobrecargado, con 18 canales).

Stepharte se pronunció en el debate televisión pública-televisión privada por una solución intermedia: "Ni la adopción de la televisión comercial en toda su crudeza, que podría acabar con la esencia de lo que se entiende por servicio público, ni una televisión pública reducida al gueto de los programas de elite.

La misma idea de "calidad para todos" fue apoyada por Antonio Gava, ministro italiano de Telecomunicaciones y por otros ministros suecos, noruegos y austríacos, aunque algunos de ellos hablaron de "europesimismo" y "torre de Babel" para calificar el actual panorama televisivo europeo.

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