Giuseppe Minasi,
ciudadano italiano, no puede abrir un bar en Milán porque hace 20 años la policía le sorprendió con su novia en el interior de su coche en activa función amorosa. Una ley italiana de 1931, aún vigente, impide regentar un establecimiento, público a las personas condenadas por un delito contra la moral. "Hace 20 años que hice el amor con mi novia en un coche: ésta es mi culpa", se lamenta Minasi, en su dura pugna con el Ayuntamiento de Milán por obtener la licencia.
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