Europeos
No he estado lo suficiente en Suiza para comprobarlo, pero los suisólogos dicen que el pueblo suizo, salvo contadas y notables excepciones, es uno de los conjuntos humanos más denunciadores que hay en el mundo. Te puede denunciar tu vecino porque pones música en tu casa a partir de las diez de la noche o porque no vas a trabajar a las horas convencionales o incluso porque utilizas bolsas de la basura poco comunes. Algunos llaman civismo a esta exhibición acusica y los suizos tienen fama de pueblo trabajador, serio y aburrido. Sus propios escritores nacionales, Dürrenmatt y Frisch, lo han puesto por escrito.Recientemente se ha descubierto que, además, los suizos pueden ser tan descuidados y embusteros como nosotros, los meridionales del mundo. La contaminación del Rin a su paso por Basilea ha infectado a toda la Europa responsable y algunas empresas alemanas, aprovechándose de la contaminación causada por las suizas, han lanzado al río porquerías contaminadas, porque donde cabe la basura suiza también cabe la alemana. Los países del Tercer Mundo conocen cómo las gastan los civilizados europeos cuando instalan en la periferia industrias contaminantes, y si no, que se lo pregunten a los habitantes y vecinos de Bophal muertos, ciegos, llagados y aún por indemnizar. Pero se desconocían conductas bárbaras de este tipo perpetradas contra los propios europeos, en la confianza de que se respetaría aquella vieja máxima de la cultura campesina: "Si has de hacer algo malo, hazlo lejos de casa".
Los empeñados en hacernos creer que Europa existe por lo que le separa de dos barbaries equidistantes, la norteamericana y la soviética, ante ejemplos como los que comento, debieran dejarse de metafísicas y llegar a la conclusión de que cuando un sistema de producción es sinvergüenza tiende a convertir en sinvergüenzas a todos sus ejecutores y en hipócritas a todos sus exégetas. Hay una Europa de las catedrales que coexiste con la Europa de los chorizos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Del café del desayuno al champán en 21 minutos y una despedida por jubilación: la lluvia de millones en el centro de Madrid
Diez años de custodia de los libros personales de Mario Vargas Llosa: la guardiana de la biblioteca del Nobel en Arequipa
Las mujeres en México no facturan porque tienen que cuidar
Los bancos colombianos recuperan las utilidades mientras analizan los riesgos de 2026
Lo más visto
- Así te hemos contado las elecciones en Extremadura | El PP gana en Extremadura con 29 escaños, pero necesitará para gobernar a un Vox que crece
- Los jueces del Tribunal Penal Internacional se rebelan ante las sanciones de Trump: “No hay que ceder”
- Oona Chaplin: “Le conté a James Cameron que vivía en una cabaña en los árboles y que estaba iniciando un proyecto de permacultura con una amiga”
- Fernando Blasco, matemático: “Ganar el Gordo es más difícil que encontrar un regalo escondido en un asiento del Bernabéu”
- Los resultados de las autonómicas en Extremadura, municipio a municipio




























































