Un amor censurado
TVE emitió el sábado una versión paticorta de King-Kong. Faltaba la secuencia en que King-Kong intenta desnudar a Fay Wray mientras la sostiene, curioso, en su paterna¡ mano. La ceremonia original termina súbitamente ante la presencia del rival, el joven petulante Driscoll y, además, de un incómodo pterodáctilo.No se trata de que Televisión Española haya cometido un voluntario acto de censura, impensable con una directora general que ha padecido sus arbitrarlos manejos.
El problema debía estar -TVE no lo ha confirmado en la copia de origen. De hecho, cuando la RKO quiso estrenar el filme en 1933, la oficina Hays vetó esta secuencia y cortó unos cinco minutos. Sin embargo, la productora ya había empezado el reparto de copias íntegras del filme y, al cabo de cuatro años, confiando en la mala memoria de la comisión censora, inició la búsqueda del trozo por impensables oficinas distribuidoras. En premio a sus afanes, se localizó la secuencia en Pennsylvania y rehabilitó en su integridad esta pieza maestra del cine.
La gente del cine no tuvo bastante con martirizar a la bestia en el filme -la sacaban de su mundo y la exhibían en la inhabitable selva neoyorquina- para, encima, quitarle la razón de su amoroso delirio, el momento en que intenta descubrir la ternura de un cuerpo diminuto, más sensual que comestible.
TVE debía tener un incunable anterior al período penssylvánico. Una lástima porque esta anécdota se suma a otras chapuzas ya historiadas en estas páginas como la de Con la muerte en los talones, que la publicidad troceó sin misericordia a pesar de que TVE emitió una copia íntegra. Una copia en la que eran perceptibles las secuencias recuperadas ya que el doblaje de estas escenas, de nueva manufactura, presentaba unas voces que no eran las mismas del resto del filme.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.