La noticia sobre la muerte del presidente norcoreano revela luchas por el poder
La suerte que haya podido correr el presidente norcoreano, Kim Il Sung, de 74 años, cuya muerte fue anunciada en la madrugada de ayer por Seúl y desmentida poco después por Pyongyang, sigue sin desvelarse. El hecho mismo de que se anunciara su fallecimiento ha sido interpretado por observadores occidentales como un síntoma de la lucha por el poder que se desarrolla en Corea del Norte.Un portavoz del Ministerio surcoreano de Defensa ha declarado esta madrugada, citando emisiones de la zona desmilitarizada entre los dos países, que el ministro de Defensa de Corea del Norte, O Jin U, había tomado el poder en Pyongyang. La agencia de noticias china Xinhua ha informado, sin embargo, que Kim Il Sung recibió en el aeropuerto al presidente de Mongolia, Jambyn Batmunj, que ha iniciado una visita oficial a Corea del Norte.
Fuentes diplomáticas señalan que en este caso no se trata de una guerra de propaganda entre los regímenes enfrentados de las dos Coreas, sino de la existencia de motivos de inestabilidad en Corea del Norte.
Se especula con una posible maniobra de desestabilización de grupos descontentos del Ejército, que la Prensa de Seúl ha calificado de prochinos. Otras fuentes excluyen, sin embargo, cualquier intervención de Pekín, uno de los principales aliados de Pyongyang, por considerar que aquél está más interesado en mantener la actual situación en sus fronteras del Norte.
Tampoco se excluye que Pyongyang haya retrasado el anuncio de la muerte mientras resuelve sus diferencias en torno al sucesor designado, Kim Jong Il, el hijo mayor del presidente.
Kim Jong Il, de 43 años, es considerado desde los años sesenta el primer sucesor, por vía hereditaria, en un régimen comunista. El hijo del presidente ha ocupado los cargos más importantes de la Administración norcoreana. Páginas 2 y 3
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