Nuevas acusaciones contra el dirigente comunista filipino Rodolfo Salas
Fuentes de la fiscalía de Manila indicaron ayer que han sido presentadas nuevas acusaciones contra el presunto dirigente guerrillero comunista Rodolfo Salas, detenido el 29 de septiembre. Ahora se le hace responsable de todos los ataques realizados desde que la presidenta, Corazón Aquino, asumió el poder, el pasado mes de febrero.
Las nuevas acusaciones contra Salas, coinciden con una reactivación de la ola de rumores de agitación militar y sobre presuntos planes para derrocar a la presidenta, que ayer proseguía su visita oficial a Japón.Salas compareció ayer ante un tribunal de Manila, que decidió aplazar hasta el 21 de noviembre la vista de la petición de libertad condicional presentada por los defensores del dirigente comunista, de su esposa, Josefina, y de su guardaespaldas, José Concepción. Los tres fueron detenidos por las mismas fechas en que el Frente Democrático Nacional (FDN) -organización que sirve de pantalla al ilegal partido comunista y a su brazo armado, el Nuevo Ejército Popular (NEP)- inició unas conversaciones de paz con el Gobierno en representación de la guerrilla.
Pleno apoyo al diálogo
La semana pasada, el jefe del Alto Estado Mayor, general Fidel Ramos, puso en duda la capacidad negociadora del FDN, basándose, según explicó posteriormente uno de sus portavoces, en unas supuestas declaraciones de Salas en el sentido de que el NEP continuaría la insurrección cualquiera que fuese el resultado de las conversaciones.Ayer, con ocasión de su comparecencia judicial, que concentró ante el tribunal a unas 100 personas para pedir la libertad de Salas, el presunto jefe del NEP negó ante los periodistas haber hecho tales declaraciones y afirmó que apoya plenamente el diálogo emprendido por el FDN con el Gobierno.
La capital filipina sigue siendo, entre tanto, un hervidero de rumores sobre la inminencia de un golpe de Estado, a pesar de que el ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile -principal rival de la presidenta, Corazón Aquino-, ha aceptado de manera evidente pasar a un discreto segundo plano.
Informaciones probablemente interesadas indicaban ayer, sin embargo, que Ponce Enrile tiene dificultades crecientes para contener a los jóvenes oficiales, deseosos de emplear medios expeditivos contra los guerrilleros. Un periódico malayó afirmaba ayer que más de 100 militares graduados en 1971 están siendo vigilados.
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