El Madrid confirmó su dominio en la pista del Joventut
El Real Madrid consiguió de una tacada confirmar su dominio en la pista de Badalona, cortar la racha de victorias del Ron Negrita Joventut y hacerse con el liderato del grupo impar. Al igual que en los dos anteriores enfrentamientos protagonizados por ambos equipos esta temporada, el espectáculo no fue brillante. Sin embargo, resultó decisiva la actuación en defensa del Real Madrid y su mejor concentración ofensiva. El Joventut, por contra, siempre quiso resolver por la fuerza, pero con poca cabeza.Obsesionados en buscar la eliminación de Romay, los jugadores del Ron Negrita jugaron su peor primera parte de la temporada. Ni en el marcaje individual, ni posteriormente en la defensa zonal 2-3 superaron a su rival. El Joventut sólo logró igualar al marcador en do ocasiones a 12 y 28 puntos mientras que el Real Madrid consiguió su máxima diferencia justo en el descanso 40-50.
Durante muchos instantes el partido fue un auténtico corre calles, en el que sobresalió el mejor trabajo del sistema ofensivo visitante. Iturriaga demostró que no quiere repetir una temporada tan negativa como la pasada y anuló totalmente a Villacampa, que había recibido antes de empezar el partido el trofeo al mejor jugador de la campaña anterior. En la Penya sólo se salvó la muñeca de José María Margall, un auténtico artista del baloncesto, que representa una raza de jugadores que parecen extinguirse. Pero su habilidad sólo duró los primeros veinte minutos.
Al comienzo de la segunda parte, Romay se colocó en la tan ansiada, por los verdinegros, situación de cuatro faltas personales. Esto sucedía cuan do el resultado estaba 50-60, y en ese instante, el Joventut creyó en sus propias posibilidades. Con una presión desordenada pero fogosa, desestabilizó el juego ofensivo del Real Madrid y logró un parcial de 10-0, que igualaba por tercera y última vez el marcador (60-60).
Un nuevo estirón madridista llevó al Joventut a situarse en zona 2-3 y 2-1-2. El momento psicológico más importante del encuentro llegó con 66-67. El Ron Negrita tuvo en sus manos el ataque que le podía colocar por delante. Fracasó y el Real Madrid descubrió entonces que este partido era suyo. Ya no iba a dar más concesiones. La furia verdinegra no podía superar la claridad de ideas de los hombres de Lolo Sáinz.
Mención especial merece el juego señorial del norteamericano Reginald Johnson. En un equipo aguerrido como la Penya, que presiona hasta la asfixia a su rival en muchos momentos, no se comprende que su principal figura cometa una sola falta personal y en el último minuto de partido. Numerosos fueron los balones que perdió Johnson por no agacharse unos centímetros más o por no alargar el brazo. Este servilismo al que se ven obligados sus compañeros pone en duda su compenetración con el juego verdinegro. Hasta ahora, las victorias tapaban todo, pero con las dificultades habrá que ver cómo evoluciona Johnson.
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