Fatiga del enano

Harto está el señor Verdú de Picasso, Dalí, Miró y demás ralea. Así lo manifiesta don Vicente Verdú en su columna de EL PAÍS, para asombro de propios y extraños. Y además, arrogándose no se sabe bien qué representación, decreta que "la indigestión se confunde ya con el hastío". Pues mire usted, señor Verdú, este modesto ciudadano confiesa que no padece esa indigestión, así es que, por favor, exclúyame de los hartos.En estos días tenemos en Madrid la suerte de contar con una exposición singular de obras de gran pintor malagueño, que atrae a millares de personas no ahítas como el señor Verdú. Atraídas por este acontecimiento cultural digamos importante, con permiso del señor Verdú, acuden gozosas a contemplar el producto del talento, la habilidad y la inspiración de un español universal, ad mirado por amplios sectores del mundo entero. No parece que esos millares de asistentes a la exposición estén hartos de. Picasso.

Provoca el iracundo y agresivo hastío del señor Verdú "el recurso a la sacralización por repetición". Y, dibujando una pirueta circense, mete en el mismo saco de hastíos e indigestiones a Marx y Lenin. ¡Toma ya!

Puestos a meter gente en ese saco tenebroso, esperaba yo que el señor Verdú metiese también a Francisco de Goya, Beethoven, William Shakespeare, el mismísimo Jesucristo y a las parábolas de las Sagradas Escrituras, porque, en puridad, ¿hay algo más repetido y manoseado que todo eso?

Permítaseme una pregunta ingenua: ¿cuántas veces ha visto el señor Verdú las obras de Picasso actualmente expuestas en el Museo Español de Arte Contemporáneo? Los millares de visitantes que allí acuden no las han visto nunca. No están hartos.

Pese a todo, consuélese el señor Verdú: no creo que nadie pueda decir de él jamás lo que él dice de Pablo Picasso, Salvador Dalí, Joan Miró...

Por lo demás, entiendo perfectamente la fatiga del enano obligado a levantar la cabeza para contemplar al gigante.-