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Tribuna:LA ELIPSE
Tribuna
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Lefèbvre

Mientras el Papa absuelve a Galileo, "ejemplo de armonía entre humanismo y ciencia", con un discreto retraso de siglos, Madrid y España se nos han llenado de una nueva derecha vieja que viene atalajada de caballería andante. Lo digo mayormente por Marcel Lefèbvre, que ha celebrado misa tridentina entre nosotros y confirmado a varias decenas de fieles en Barcelona. Niñas de mantillita blanca acudieron, como a una primera comunión, a integrarse, dóciles y cándidas, en el catolicismo atroz o teatro de ceremonia de Lefèbvre. Uno cree, naturalmente, que Lefèbvre tiene razón. La Iglesia es un absoluto que lo es todo o no es nada. El cura francés ha visto claro, con cartesianismo involuntario y heredado (tiene apellido irónico de filósofo marxista), que Dios no admite términos medios ni viaja en papamóvil. Europa da Lefèbvre y España da el vidente Clemente. Incluso lo reaccionario y cismático tiene un punto europeo que aquí, oyes, no acabamos de coger. Y con el absolutismo del cura galo nos han venido otros absolutismos. Ruiz-Mateos vuelve a sus grandes almacenes, aunque sólo para firmar autógrafos y "revivir mieles". Hasta Bokassa ha vuelto a Banghi, sólo que le han metido en la cárcel, barroco de medallas, porque en África no están al dernier cri, que es la derecha dura. En Madrid, Pardo Zancada se dibuja como protagonista / Rambo del extremismo histórico. Cuenta con Pinochet, Le Pen y Blas Piñar.Pardo Zancada es un blando con gesto de duro, o a la viceversa. Desde Hitler, hay cierto ritual que es como una férrea armadura de gestos. ¿Y la financiación de los héroes? Porque actualmente los héroes tienen detrás una multinacional, como los caballeros andantes tenían una dama, real o imaginaria. Pues muy fácil: la Dulcinea de estos viejos hidalgos que aún quieren ejercer su hidalguía es Río Tajo Ibérica, o sea. Pardo Zancada ha levantado la mano a media asta y ha nacido el Frente Nacional, new/look/86 de Fuerza Nueva. Como el Vaticano atraviesa una crisis financiera y Lefèbvre ha dicho que la jornada por la Paz fue la apoteosis del sincretismo, Blas Piñar y el cura del Palmar francés tenían que encontrarse en Madrid, que hay cosas que están escritas en el cielo. Son ya los primeros acrósticos del milenio. Lefèbvre dio la eucaristía y el notario madrileño lució la plata del pelo, que se le ha argentado en el autoexilio, mirando / rondando los muros de la patria mía, o sea suya, o sea de Quevedo. Pero es un desembarco como una Normandía inversa. Ortí Bordás, aquel doncel gordo del SEU, se vincula a la nueva derecha y dice: "La hora actual no es ya la del socialismo", en el XXI, mientras Paloma Segrelles hieratizaba su hieratismo y, su belleza tras el medio velito. Vuelve el latín religioso y vuelve el SEU. La movida de la semana ha sido de ropas chapadas y estiletes damasquinados como frases conceptistas. Ortí: "El felipismo es el poso del franquismo". La frase no tiene mucho más calado que el yate Azor, pero es que la derecha religioso / seuista ha hecho de Madrid el rincón del villano.

Lefèbvre, en fin, inquisitorializado o no, tiene razón. La Iglesia sólo puede subsistir como la otra punta del planetario de Tierno Galván, que ayer he visitado en su parque. El sincretismo de Wojtyla, abrazando gurús harapientos, nos parece de dudosa eficacia. La Iglesia no es la Unesco. Lefèbvre ha hecho suyo eso que los científicos y Tamames llaman ahora "el borde del Universo". Y en el borde del Universo, o sea Madrid, se ha reunido con Pardo Zancada y Blas Piñar. Son la Trilateral de Dios. Que Reagan les bendiga.

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