El británico muerto por la policía en Sevilla fue confundido con un traficante de drogas
La muerte del ciudadano británico de origen cingalés Joe Rajiah como consecuencia de un "disparo fortuito" efectuado por un funcionario de la Brigada Regional de Estupefacientes en las proximidades de Carmona (Sevilla) tuvo su origen en una "lamentable confusión", al relacionarle con una operación de tráfico de drogas, según informaron fuentes no oficiales.
El juez de instrucción de Carmona puso en libertad a los tres acompañantes del fallecido: su hija, de 13 años; el hijo de un industrial y el propietario del vehículo donde viajaban, un taxi de lujo con matrícula de Córdoba. Oficialmente no se ha informado del hallazgo de drogas ni de otros extremos del caso. Joe Rajiah, de 46 años de edad y jefe de ventas de la Asociación Automovilística Británica, viajó a España para "supervisar unos libros de alta tecnología" encargados a la empresa Graficromo, de Córdoba, de la que era cliente habitual, según manifestó Carlos Rivera Márquez, abogado de la referida empresa. De acuerdo con el mismo testimonio, la dirección de Graficromo, por deferencia con el cliente, había contratado los servicios de un turismo de gran lujo para trasladar desde el aeropuerto sevillano de San Pablo hasta la ciudad de Córdoba a Joe Rajiah, que llegó acompañado de su hija, de 13 años.La versión oficial de los hechos, que no menciona ninguno de los datos apuntados, se refiere tan sólo a las circunstancias concretas de la muerte de Joe Rajiah, que se produjo "por un disparo fortuito" efectuado por un funcionario de la policía afecto a la Sección Regional de Estupefacientes. Fuentes de la policía aseguran que "el accidente" se produjo cuando los funcionarios "procedían a interceptar un vehículo, matrícula de Córdoba, en el que viajaba el fallecido en unión de otras tres personas", coche al que venían persiguiendo desde el aeropuerto de San Pablo "por sospecha de tráfico de drogas".
Pese al hermetismo policial, fuentes no oficiales manifestaron ayer que la persecución del vehículo, un Lancia Turbo, tuvo su origen en una "lamentable confusión" de la policía tras recibir una comunicación en la que se advertía sobre la llegada a Sevilla de un traficante de droga de Sri Lanka, que posiblemente sería miembro de la red internacional de tráfico de drogas.
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