Nuevo desalojo del instituto Ramón y Cajal por un fuerte olor a gas

El instituto Ramón y Cajal, por segunda vez en lo que va de año, ha tenido que ser desalojado debido a un fuerte olor a gas que ocasionó ligeros mareos a algunas de las 1.000 personas que ocupaban ayer el centro, entre alumnos y personal docente y laboral. Responsables del instituto, colindante con las oficinas centrales que Gas Madrid tiene en la avenida de Manoteras, decidieron ayer a las once de la mañana suprimir las clases. Un empleado de Gas Madrid informó que el olor se debía al líquido no tóxico que utilizan Ipara limpiar los bidones que confierten odorizantes para el gas.La secretaria del instituto, Margarita Sánchez, indicó que la medida se tomó porque el olor era insoportable, al margen "del susto que produce este tipo de cosas".

Por su parte, un empleado de Gas Madrid indicó que no había ningún peligro, porque "en ese caso hubiéramos desalojado a las 200 personas que trabajamos en el edificio", colitidante con el Ramón y Cajal. "Quizá", apuntó, "no hemos sabido elegir bien el día, ya que el viento ha desplazado el olor al centro". El mismo empleado informó que el fuerte olor se debía a la reacción de la lejía con restos de un odorizador de gas cuando se efectuaban las labores en los bidones que lo contienen.