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La oposición democrática de Túnez boicoteará las elecciones del domingo

La oposición democrática tunecina estará ausente de la consulta electoral parlamentaria del próximo domingo, lo que convierte estos comicios en una prueba casi exclusiva para la candidatura oficial, que bajo el nombre de Unión Patriótica aglutina al Partido Socialista Desturiano (PSD), la poderosa organización que controla el Estado y el Gobierno, y a otras cuatro formaciones oficiales, entre las que se encuentra el ya renovado y nada crítico sindicato oficial Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT).

Un militar, el general Zine el Abidine ben Ali, en su calidad de ministro del Interior, se encarga del control desde el poder de estos comicios legislativos.A la decisión de boicotear estas elecciones, adoptada semanas atrás por formaciones de clara oposición gubernamental como el Movimiento de los Demócratas Tunecinos (MDT), que dirige el desheredado y perseguido ex ministro Ahmed Mestiri, y el Movimiento de la Tendencia Islámica (MTI), partido no reconocido pero sí tolerado, se han sumado recientemente, ya inicia da la campaña electoral, el Partido Comunista Tunecino (PCT), de Mohamed Harmel, y la Asamblea Socialista Progresista, de Najib Chabli, que pretendían concurrir dentro de la candidatura Alianza Democrática.

Las razones han sido las dificultades que les han planteado el Ministerio del Interior para concurrir libremente en estas elecciones y, en especial, la negativa oficial a serles aceptadas tres de las cuatro únicas listas presentadas.

El general Ben Alí, que desde el verano pasado es también uno de los principales dirigentes del PSD, declaró que no podía dar por válidas las candidaturas porque no se ajustaban al código electoral, lo que inmediatamente desmintieron los perjudicados, que han decidido sumarse al boicoteo ya generalizado de la proposición tunecina.

Retirados comunistas y socialistas progresistas, las elecciones del 2 de noviembre están en manos de la Unión Patriótica, que no es otra cosa que el propio partido en el poder, el PSD, y que ya en 1981 concurrió con otras formaciones oficiales con el nombre de Frente Nacional, obteniendo a su favor el 95% de los votos.

El PSD es en Túnez más que un partido: su líder y fundador, el propio presidente de la República, Habib Burguiba, fue un elemento importante para la consecución de la independencia del país y hoy día está presente en el control del Estado, en la gestión del Gobierno y en la organización social y económica.

Pese a la exclusividad desturiana de estas elecciones (se calcula que el PSD arrasará con un porcentaje superior al 90%), todavía existen pequeñas formaciones, generalmente compuestas de independientes, que mantienen su disposición a competir con la candidatura oficial el próximo 2 de noviembre, pero con nulas posibilidades de conseguir siquiera un acta de diputado.

Las elecciones se presentan en Túnez en un clima de apatía y desconfianza en el porvenir democrático.

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