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SUDÁN, HAMBRE Y EXTERMINIO

"La guerra es mejor que una mala paz"

Los guerrilleros sudaneses, mandados por John Garang, aumentan su control militar del país africano

Durante los últimos tres años, John Garang y sus 20.000 guerrilleros del Ejército Popular de Liberación de Sudán (EPLS) han ido ganando terreno en su lucha contra el Gobierno de dominación musulmana en Jartum, la capital. Se han apoderado virtualmente del tercio sur del país, poniendo sitio a sus cuatro ciudades más importantes e interceptando los envíos de alimentos para dos millones de personas que se encuentran al borde de la muerte por hambre.

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Garang, de 41 años, miembro cristiano de la tribu Dinka, jura que a pesar del coste humano continuarán luchando hasta que el Gobierno del recientemente elegido primer ministro, Sadiq el Mahdi, deje de intentar imponer las costumbres islámicas a los cristianos y animistas del sur. "La religión no se debe utilizar más con fines políticos", declara. Y añade:"Cualquiera puede ver que Sudán se está desintegrando. No hay Gobierno del pueblo, para el pueblo. Debe nacer un nuevo Sudán".Garang está sentado en el lecho seco de un río, bajo las ampulosas ramas de una acacia. El alto dirigente (1,92 metros) del rebelde EPLS lleva un cuchillo y una pistola automática de nueve milímetros en el cinturón; con sus gruesas manos; abraza la culata y el cañón de un rifle de asalto AKM de fabricación húngara, número de serie privada 000.

Repentinamente, la tranquilidad se rompe con los gritos de los mil guerrilleros de Garang que van a combatir a la vecina Kapoeta, una ciudad en el sur de Sudán, situada a 362 kilómetros al este de la ciudad de Juba. Empiezan gritando "Garang, Garang, Garang", y a continuación se ponen a cantar:

"Un valiente morirá siempre, pero muere por la libertad. La bala de un AKM no falla nunca. / La bala tiene un color precioso".

Cuando terminan la canción, los soldados se marchan al frente, vestidos con uniformes color beige y gorras italianas de camuflaje, con plumas de avestruz en las bocas de los rifles, para protegerlos del polvo.

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Abarcando a 160 tribus étnicas diferentes, desperdigadas a lo largo del mayor país de África, los 22 millones de habitantes de Sudán, dos tercios de ellos musulmanes, no han tenido nunca mucha unidad. De hecho, el país se ha visto desgarrado por las luchas civiles de un tipo u otro desde que empezó a prepararse para la independencia del Reino Unido y Egipto en 195.5.

Ese año un grupo de sureños tomó las armas para luchar por su separación de Jartum. En los 17 años en que el movimiento Anya Nya I (Veneno de Serpiente) estuvo en activo murieron más de 500.000 personas. En 1975 la causa rebelde se convirtió en Anya Nya II, y en 1983 una facción se convirtió en el EPLS. Los miembros del EPLS eligieron como líder a un antiguo teniente coronel del Ejército sudanés cuyas aptitudes académicas le habían llevado de una choza campesina en la aldea Wangkulei, de la tribu Dinka, a un doctorado en economía agrícola en la universidad norteamericana de Iowa, en 1981.

Aunque participó en la primitiva lucha separatista, Garang tiene ahora un gran interés por renunciar a cualquier alusión a un programa secesionista. "No somos un movimiento cristiano", enfatiza. "No somos un movimiento africano. Somos un movimiento sudanés. No podemos ni por un momento considerar el sectarismo basado en la religión, la raza o la tribu, porque es precisamente ese sectarismo el que ha oscurecido a Sudán durante 30 años".

En esa causa los guerrilleros del EPLS reciben la mayoría de sus armas del Gobierno marxista de la vecina Etiopía, aunque también utilizan de todo, desde morteros de 60 milímetros de fabricación norte americana en perfectas condiciones a cañones antiaéreos soviéticos de 14,5 milímetros. Según Garang, la guerrilla ha utilizado sus, armas para derribar 24 aviones y destruir cientos de tanques y de tanquetas blindadas. Hoy en día, se dice con orgullo, "todo el transporte que entra y sale del sur de Sudán está bajo control virtual del EPLS".

Sin embargo, el dominio militar de los rebeldes parece ser cada vez más despiadado. En agosto pasado, cuando un avión de pasajeros de las líneas aéreas de Sudán depegó en una zona que las guerrillas habían declarado cerrada, el EPLS lo derribó con un misil SA-7 de fabricación soviética, matando a las 63 personas que viajaban a bordo. Esta demostración de fuerza hizo que todas las organizaciones internacionales de ayuda cortaran todos los envíos a los millones de hambrientos del Sur; se calcula que un 95% está en territorio rebelde.

Garang afirma que al mando del EPLS le preocupan aquellos que se ven privados de alimento a causa de la lucha. Los envíos de ayuda pueden llegar hasta ellos, dice, siempre que se canalicen a través de la propia Asociación de Ayuda y Rehabilitación de Sudán, de los rebeldes.

Afirma que. consideraría la posibilidad de mantener conversaciones con las organizaciones internacionales de ayuda y el Gobierno para hablar del envío de comida a los sitiados en las ciudades. Pero se queja de que en la actualidad "las organizaciones internacionales distribuyen la comida a nuestra gente a cucharadas, mientras que en las zonas controladas por el Gobierno lo hacen con palas".

Garang se confiesa ansioso por encontrar una solución pacífica a la guerra civil. "Nuestros objetivos", declara, "son políticos, no militares, y si podemos conseguir nuestros objetivos por otros medios sería lo mejor". El antiguo profesor universitario llega a decir que su visión de un Sudán nuevo "no excluye a Sadiq. Solamente transformaremos su pensamiento, de teócrata sectario a nacionalista sudanés".

Pero cuando el primer ministro se reunió con Garang en Etiopía, hace dos meses, las conversaciones de paz se rompieron rápidamente, con cada uno de los dos bandos culpando al otro del fracaso. Garang sigue decidido en realidad a continuar la lucha. hasta alcanzar sus propósitos. "Como alguien dijo una vez", cita, "la guerra es mejor que una mala paz".

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