La lucha contra ETA y los conflictos internos, dos extremos del mandato de Barrionuevo
La gestión de José Barrionuevo al frente del Ministerio del Interior, desde su nombramiento en diciembre de 1982, ha estado marcada por la lucha antiterrorista y por los conflictos surgidos con la Administración de Justicia, los sindicatos policiales, los mandos de los Cuerpos de Seguridad y los propios altos cargos del departamento.La primera crisis realmente importante surgió del enfrentamiento entre Carlos Sanjuán, subsecretario del departamento, y el entonces director de la Seguridad del Estado, Rafael Vera, a causa de sus continuas discrepancias respecto a la política de nombramientos policiales. Cuando los socialistas llegaron al Gobierno, en diciembre de 1982, el teniente general José Antonio Sáenz dé Santa María era el director general la Guardia Civil, el "gran descubrimiento" del Gobierno socialista, en palabras de Barrionuevo.
El PSOE, en su programa electoral de 1982, consideraba imprescindible reformar "las estructuras de la Seguridad del Estado y de los Cuerpos que tienen encomendada esta misión". En 1986 se aprobó en las Cortes la ley orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, cuyo desarrollo no ha terminado aún.
En la labor antiterrorista, Interior ha llevado a cabo una importante labor de reinserción de antiguos miembros de ETA. En la lucha contra ETA, cabe destacar la colaboración prestada por el Gobierno francés a partir de 1984. Esta colaboración cobra forma con las expulsiones de 40 etarras a países como Cuba, Venezuela, República Dominicana, Togo y Cabo Verde, entre otros. Durante el verano de 1984 se produjeron las primeras extradiciones de presuntos etarras por parte de los Gobiernos belga y francés. En 1986 Francia ha endurecido, su postura respecto a los refugiados vascos residentes en ese país. Los muertos por el terrorismo en este período han sido 185.
De la gestión de Interior se puede destacar una serie de espectaculares medidas de muy variados resultados. A raíz del secuestro de Diego Prado y Colón de Carvajal, en marzo de 1983, se llevaron a cabo peinados masivos en el barrio del Pilar, de Madrid, que únicamente sirvieron para alertar a los terroristas y para que una parte del comando España de ETA continuara sin ser localizada. Este comando ha protagonizado últimamente en Madrid una serie de sangrientos atentados. Dentro de las medidas adoptadas, se ha cometido en el presente mes una grave confusión en la publicación de las fotografías de supuestos miembros de dicho comando.
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