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Brigadistas en tiempos de paz

Madrid homenajea a los voluntarios extranjeros que combatieron por la II República

Rocío García

Los ex miembros de las Brigadas Internacionales continúan al pie del cañón, con las botas puestas, aunque ya setentones y canosos. Su inquietud por la España de hace 50 años se traslada ahora a otro pueblo, Nicaragua, y alzan su voz a favor de la paz, el desarme y en contra de la guerra de las galaxias. Los brigadistas fueron homenajeados ayer por el Ayuntamiento de Madrid, que nombró huésped de honor al norteamericano Charles Nusser, ex miembro del batallón Lincoln.

Se consideran aún brigadistas aunque ahora en tiempos de paz. Recuerdan su participación en la guerra civil española como una etapa de su vida, quizás la más sangrienta, pero sin olvidar jamás que su lucha continúa hoy a favor de la democracia, la paz y la libertad. Como el último comandante de el batallón Lincoln, Milton Wolf, de 71 años, cuyo más grato recuerdo de su lucha en España es "la resistencia del pueblo contra el fascismo". "Los verdaderos héroes son los españoles", dice, este hombre altísimo y de excelente aspecto, que afirma que su trabajo en la actualidad consiste en mandar ayuda a Nicaragua para luchar contra la interven ción de Estados Unidos.Todos guardan un gratísimo recuerdo de nuestro país y afirman que volverían a hacer lo mismo, como, Trudi Van Reemst de Vries, holandesa de 71 años, que estuvo como en fermera voluntaria de abril de 1937 a diciembre de 1938. "Yo estoy orgullosa de que mi profesión me dio la posibilidad de tomar parte en esta lucha", dice esta mujer de hermoso cabello blanco, que sólo volvió a España después de la muerte del general Franco.

"Para mí España es como mi segundo hogar", corrobora Nusser, de 72 años y ex miembro del Lincoln. "Desde muy joven me di cuenta de lo que hacía Hitler. Mucha gente no le daba importancia y decían que estaba loco. Yo, aunque estaba de acuerdo en.que era un maniaco, cuando vi que nadie se oponía ni a él ni a Mussolini, me decidí a venir a luchar a España", es la explicación que da Nusser de su participación en la guerra.

Ayer los 400 "héroes luchadores", llegados a Madrid para participar en los actos del Homenaje a las Brigadas Internacionales, fueron objeto de una, recepción de bienvenida por parte del alcalde, Juan Barranco y por la tarde asistieron a la inauguración de una exposición de fotografías y carteles sobre el acontecimiento. Barranco, en su alocución , dijo que el ayuntamiento estudiaría la propuesta, realizada momentos antes por el comité organizador del homenaje, de poner el nombre: de Voluntarios de la Libertad a. una calle de Madrid, "para que, se perpetue su recuerdo y su amor por esta ciudad".

Debajo de una cama

Los brigadistas entregaron al alcalde, de manos de un jovien holandés, un cuadro hecho con la bandera del batallón Edgard André, que su padre, integrante de las Brigadas Internacionales, había escondido debajo de su cama durante la ocupación de Holanda por parte die los nazis. Y, entre los recuerdos y reliquias, los luchadores, muchos de ellos tocados con sus boinas y gorras de brigadistas, se fundieron en largos y emocionados abrazos, mientras algunos sacaron de sus bolsillos fotos, abundantes fotos, en las que se reconocieron o simplemente les sirvieron para recordar a algunos carriaradas, la mayoría de ellos ya fallecidos. "Aviador sigues volando" fue el saludo ayer entre dos camardas en los jardines del Retiro madrileño.

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"Volved, volved, volved"

"Volved, volved, volved" fueron las palabras de despedida que Dolores Ibárruri, Pasionaria, dirigió a los integrantes de las Brigadas Internacionales en octubre de 1938, cuando abandonaron nuestro país, después de muchos meses de lucha en los frentes. Así lo recordó ayer, profundamente emocionado, el polaco Szyr Eugeniosz, de 71 años, ex miembro de las Brigadas Internacionales, quien dirigió unas palabras de sallutación al pueblo de Madrid en nombre de "los brigadistas que vinieron aquí para luchar y morir, como símbolo inmortal de la lucha contra el fascismo". Y en respuesta a la despedida de entonces, Szyr Eugeniosz dijo ayer: "Gracias, gracias, gracias. Viva la paz. Viva España libre y dernocrática".Las palabras de Eugeniosz, que fue vicepresidente del Consejo de Ministros de Polonia desde 1959 hasta 1972, lograron arrancar los aplausos y las lágrimas a más de uno de los presentes, hasta entonces ocupados, en medio de un evidente nerviosismo, en abrazos, búsqueda de algún camarada. y el recuerdo de viejos tiempos.

"Vinimos a España no sólo porque fue invadida por los ejércitos de Italia y Alemania», dijo el representante polaco, que estuvo 19 meses luchando en nuestro país en diversos frentes, "y no hablo de intervención armada porque esos ejércitos fueron llamados por los rebeldes para luchar contra el poder legal de la República, sino que también vinimos para defender del fascismo a Varsovia, París y Praga".

Eugeniosz no quiso olvidar que junto a esta primera dimensión internacional de la lucha en nuestro país nació mas tarde "en el combate, junto a los soldados del Ejército popular, otro motivo para luchar: el amor a España y los espafloles".

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