EI hombre de la 'loto'

Cuando hace algunas fechas apareció en la primera página de EL PAÍS la imagen asustada del afortunado hombre de la loto sentí indignación y vergüenza. Estábamos ante otra del periodismo de baja estofa: el derecho a la información por encima de todo. Al leer la información del ombudsman he podido cornprobar que mi indignación era compartida por un gran número de lectores.Sin embargo, es el defensor el que de nuevo provoca y reaviva la vergüenza primera. La justificación que hace de la inclusión de la información a la que nos referíamos al principio, así como las autoridades a las que trae en su ayuda, no merecen más respeto y credibilidad que la del pregonero de una idea interesada. ¿Cómo se pueden aceptar las opiniones del señor Greenfield sin carecer del más elemental sentido ético? Son el paradigma de la irresponsabilidad y el desprecio a las personas frente a los propios intereses. Ustedes ese día seguramente incrementaron sus ventas con unos cuantos lectores más y la loto se hizo una publicidad gratuita. Por ese camino se descalifican ustedes para cualquier denuncia.

No sé si habrá alguien en el mundo capaz de convencerles de que el derecho a la información no es el valor supremo, y que muchos lectores preferiríamos no encontramos con determinadas informaciones y sí con un periodismo más formativo.

Existen valores superiores al derecho a la información, a los que aquél debe supeditarse. Esa jerarquía de valores no se defien-

Pasa a la página 14