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Leslie Kish

Científico, brigadista en la guerra civil española y luchador por la paz

El posible riesgo de viajar al País Vasco con que sus amigos le prevenían no parece haber hecho mella en Leslie Basilio Kish, un científico estadístico de fama internacional, que ha dividido 76 años de vida entre la ciencia y la lucha antifascista. Ve a su país de adopción, Estados Unidos, como la primera amenaza para el mundo, "como Napoleón lo fue para la paz en Europa", y con un castellano ribeteado de inglés y húngaro advierte siempre que tiene oportunidad contra el peligro nuclear.

"Hoy, con las bombas nucleares, no se sabe por quién doblan las campanas, porque las fronteras ya no existen". Kish, ponente en el cuarto Seminario Internacional de Estadística de Euskadi, participará entre hoy 15 y el 28 de este mes en un encuentro que se celebra en Madrid y Barcelona de combatientes de las brigadas internacionales en la guerra civil española.Húngaro de nacimiento, Leslie Kish, Basilio para el mundo hispano, emigró a los 15 años con su familia a los Estados Unidos. A los 26, una poderosa razón, la lucha contra el fascismo, le trae a España. Combatió encuadrado en las filas de la brigada 12, integrada por húngaros, italianos, polacos y españoles. La guerra le dejó una herida de recuerdo, muchos amigos españoles y un más que aceptable conocimiento del idioma. Kish abandonó España en el 39 y volvió a oponerse al horror nazi desde un puesto de meteorólogo durante la II Guerra Mundial.

La amenaza que ahora le obsesiona no tiene forma de cruz gamada, sino de hongo nuclear. "No estamos hablando de la muerte de hombres, sino del exterminio de naciones enteras, de la humanidad. Guernica, por ejemplo, fue un acto de terror, pero hubo supervivientes. Ahora ya no cabe elegir entre morir de pie o vivir de rodillas".

Leslie Kish, trabajador infatigable con países en vías de desarrollo, una de las voces que sigue clamando en el desierto de la política norteamericana con constantes escritos a los senadores y congresistas para que reconsideren el peligro nuclear, pertenece a esa clase de hombres que olvidan intereses particulares y tratan de que el árbol no les oculte el bosque. "Cuando vine aquí, mis amigos me decían si no tenía miedo de ir al País Vasco, y ellos viven bajo las bombas. Los Gobiernos se preocupan del terrorismo pequeño en vez del grande. Todos vamos a morir un día, pero la muerte de la humanidad es otra cosa. En este campo es donde los estadísticos pueden tener valor, porque ven la diferencia entre los riesgos personales y los internacionales".

Kish predica que el riesgo no afecta a éste o aquel, a tal o a cual nación, sino a todos, "Por eso todos los ciudadanos deben interesarse en ello, porque estamos hablando de todas nuestras vidas. Con las bombas nucleares, no se sabe por quién doblan las campanas. Cuando el accidente de Chernobil, no fue sólo la URS S el país que tuvo riesgo, sino que todo el mundo estuvo amenazado. La nube nuclear de Hiroshima también provocó muertos en Estados Unidos. Las fronteras no existen contra las bombas nucleares".

A pesar del negro panorama que nos rodea, en el que a veces la humanidad se desayuna con que hay una nueva potencia nuclclear, Kish reconoce: "Hoy estamos mejor que hace 50 años. Los Gobiernos están cambiando, aunque no lo bastante rápido".

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