Siete ciudades 'venden' su nieve

Falun es quizá la ciudad que más se merece estos Juegos Olímpicos de Invierno. Con ésta, es la séptima ocasión en que intenta ganar la designación, desde 1956. Pero las siete candidaturas actuales tienen capacidad para organizar unos Juegos y, aunque todavía deban resolver algunos matices, los intereses que se mueven detrás hacen que su promoción iguale al de las candidaturas de verano.Albertville, que es una de la que más y mejor marketing ha hecho -promoción animada por Michel Barnier, presidente del consejo general de Saboya, y por el triple campeón olímpico Jean Claude Killy-, vende su imagen como la entrada uno de los parajes más bonitos de los Alpes franceses, situado entre el Mont Blanc y los espacios de esquí de Saboya, incluyendo al parque nacional de la Vanoise.

Sin embargo, el entorno más bello de todos corresponde a Berchtesgaden. Actualmente la candidata alemana presenta los mejores accesos y red de transportes e, incluso, unas instalaciones ya existentes de primera calidad, no muy lejanas de la posible villa olímpica.

Uno de los factores que pueden influir en la elección es precisamente la concentración ole instalaciones. La dispersión no es cómoda y limita tanto a los organizadores como a los espectadores.

En el terreno de las distancias, la candidatura que presenta mejores condiciones es Sofía, en la que, en muy poco tiempo, se podrá acceder a los lugares en los que se disputen las competiciones. Algo similar ocurre en Cortina d'Ampezzo y Lillehammer. En esta última, sólo las pistas de esquí alpino están a 20 kilómetros. Por el contrarío, en Albertville las competiciones se repartirán entre 10 centros e, incluso, la villa olímpica estará en Brides, una estación termal algo alejada de la ciudad. En Falun ocurre otro tanto, ya que las pruebas alpinas se disputarían en Are, a 401) kilómetros ole distancia.

Proyectos muy originales

Por lo que afecta a las instala ciones, todos los candidatos han, presentado originalísimos proyectos e, incluso, algunos, cuentan con instalaciones nue vas o susceptibles de ser mejoradas. En Falan, por ejemplo, existe el Centro de Deportes Lugnet, una de las instalaciones más modernas del mundo para esquí de fondo, saltos de tram polín y deportes de hielo (patinaje y hockey).

Cortina y Berchtesgaden cuentan con instalaciones que sólo tendrán que modernizarse y lavar la cara en caso de ser sede, mientras que en Albertville, cuyas pistas para esquí alpino quizás sean las mejores, los palacios de hielo, trampolines y pistas de patinaje todavía están en proyecto.

El tema de los accesos, que en Berchtesgaden no supone ningún problema al estar próxima a los aeropuertos de Munich y Salzburgo (Austria), no está bien resuelto en las demás candidaturas. Sólo Sofía tiene un aeropuerto internacional y uria completa red de ferrocarril, pero sus carreteras distan mucho de ser buenas.

Aunque Albertville está a menos de 100 kilómetros del aeropuerto de Ginebra (Suiza) y a unas tres horas de París por el tren ultrarrápido TGV, los accesos por carretera desde allí hasta los centros de esquí son lentos y estrechos. Algo parecido ocurre con Falun, a 400 kilómetros de Are y a 230 de Estocolmo, y con Lillehammer, muy alejada del aeropuerto de Oslo pero bien comunicada por la autopista que une Roma con el norte de Europa.

De la candidatura que menos se sabe es de la de Anchorage, situada en Alaska, junto a la bahía de Cook, cerca de los montes Chugach. Pero, seguramente -tal como es habitual en Estados Unidos- su planteamiento será básicamente práctico. Como ocurrió con los Juegos de Lake Placid, en 1980, en los que, al finalizar, la villa olímpica se convirtió en una carcel de alta seguridad.

También habrá entrevistas

Dos días antes de la elección, el próximo jueves, cada candidatura presentará su proyecto a los miembros del COI. Allí expondrán todo lo referente al lugar, sus accesos y transportes, el alojamientos, las instalaciones, la financiación, la seguridad, los aspectos culturales y las instalaciones para los medios de comunicación.

Atrás quedarán arduas negociaciones, en las que se entremezclan intereses nacionales, deportivos y económicos, que harían palidecer a los franceses conde de Clary y marqués de Polignac los cuales, a petición del barón de Coubertin, organizaron, en 1924, la Semana de Deportes de Invierno en Chamonix, lo que para muchos fueron los primeros Juegos Olímpicos de Invierno.