La reina de Holanda inaugura el faraónico Plan Delta
Poco antes de mediodía, la reina Beatriz de Holanda apretó ayer el botón que acciona el cierre de las 62 compuertas de 18 toneladas cada una de la presa contra los temporales del brazo oriental del río Escalda. Inauguró con este gesto una obra faraónica de la ingeniería civil: el Plan Delta.Bajo un sol radiante, la reina tomó la palabra en la isla artificial de Neeltje Jans, en la que fueron vertidos 40 millones de metros cúbicos de arena, para ensalzar la contribución holandesa "al aprovechamiento ecológico de Europa".
Fue escuchada atentamente por sus invitados, entre los que figuraban los presidentes de Francia, François Mitterrand, y de la RFA, Richard von Weizsäcker, así como los reyes de Bélgica Balduino y Fabiola, los grandes duques de Luxemburgo y Liechtenstein, los duques de York y ministros de Asuntos Exteriores de Varios países. Junto con los anfitriones de la corona holandesa se habían concentrado en la isla de 800 metros de ancho y cinco kilómetros de largo, cerca de 25.000 personas, con las que, a pesar de las medidas de seguridad, se mezclaban a veces el príncipe Andrés y Sarah Ferguson y otras personalidades.
Con la inauguración de la presa concluye el gigantesco Plan Delta, que el Gobierno holandés decidió poner en marcha poco después de que el 1 de febrero de 1953 un temporal provocase en el sur del país la muerte de 1.835 personas y destruyese 187 kilómetros de diques y 47.000 edificios. Los cálculos de probabilidades señalaban que una catástrofe de tal magnitud podría repetirse cada 40 siglos.
Un 51% del país se encuentra por debajo del nivel del mar. El Plan Delta preveía inicialmente el cierre total del río Escalda, pero las protestas de los verdes, apoyados por los dueños de viveros de ostras y mejillones, incitaron a revisar el proyecto, y en junio de 1976 el Parlamento holandés aprobó la construcción de un dique móvil contra temporales, algo jamás intentado en el mundo hasta entonces. En su construcción se usaron 600.000 metros cúbicos de cemento. El presupuesto inicial de 165.000 millones de pesetas se disparó hasta multiplicarse prácticamente por tres. Sus gastos anuales de funcionamiento se elevan a 1.150 millones de pesetas.
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