Felipe González tercia en la polémica Boyer-Guerra con una propuesta de debate interno en el PSOE
El presidente del Gobierno, Felipe González, terció ayer en la polémica surgida entre el ex ministro de Economía y actual presidente del Banco Exterior, Miguel Boyer, y el vicepresidente Alfonso Guerra, señalando que "hay que abrir un debate en el PSOE" en torno a uno de los principales desafíos planteados con vistas a la década de los noventa: hasta qué punto debe o no darse prioridad al sector público en la vida económica. González salió ayer inesperadamente al paso de la irritación causada en un sector de los socialistas por las declaraciones hechas el jueves por Boyer, quien consideró "cínica, errónea y nociva" la actitud de los radicales del partido. "No nos puede agriar el hecho de que unos compañeros presenten una posición y otros otra", advirtió González.
La clausura de las sesiones de la escuela de verano del PSOE, que se esperaba que corriese a cargo de Alfonso Guerra, tuvo ayer, inesperadamente, un protagonista de excepción: Felipe González, cuya intervención no había sido anunciada y sólo a última hora fue apresuradamente comunicada a los medios informativos. Guerra, por el contrario, no asistió al acto.Fuentes de la ejecutiva del PSOE admitieron que la presencia de González en la clausura de la escuela, dedicada este año a estudiar el futuro del socialismo, pudo verse "estimulada" por las polémicas declaraciones efectuadas el pasado jueves en Nueva York por Miguel Boyer, quien, sin referirse explícitamente a Guerra, pero en inequívoca alusión a su polémica mantenida con el vicepresidente el pasado verano,atacó la "demagogia pseudoizquierdista" de un sector del PSOE. Medios próximos a Guerra señalaron ayer que "no hay comentarios" ante esta intervención de Boyer.
González calma ánimos
Fuentes de la directiva socialista admitieron ayer, por su parte, que las palabrets de Boyer habían caído "como una bomba" en el cuartel general del PSOE, adonde ayer acudió Felipe González para contribuir a calmar los ánimos recalcando la necesidad de potenciar el "debate interno" en el partido. "No podemos decir que estamos seguros ante el futuro, tenemos derecho a dudar", dijo González en una parte de su intervención, ¡mprovisada y de casi una hora de duración. El presidente denunció un "peligroso proceso de oligarquización" en el seno de su partido: "me da miedo la reivindicación del oficialismo en el partido", dijo. González insistió en varias ocasiones en la necesidad de "abrirse" a la sociedad y de tener la "valentía moral de no sentirse agredido cada vez que hay una crítica".
González se cuidó especialmente de no mostrarse identificado, ni con el sector que, como Boyer, proclama una creciente liberalización de la economía, ni con quienes, de acuerdo con las, acusaciones del ex ministro de Economía, tratan de practicar una "radical¡zación". Sin embargo, el presidente admitió implícitamente la existencia de ese debate interno en el seno del PSOE: "podernos contar ya con elementos de juicio que nos permitan ir definiendo, porque tengo que reconocer que aún no está definido, el modelo de socialismo que en los años noventa estaremos en condiciones de ofrecer a los ciudadanos".
Un punto esencial en el debate interno será el desafío que González calificó, recogiendo una frase de François Mitterrand, cómo "controlar el progreso". "No es seguro que un sector público del 30% sea mejor que otro del 50%", dijo para, a continuación, añadir que "me parece imposible pedir que de la burocracia nazca la imaginación suficiente para hacer frente a la renovación tecnológica; cuanto mayor es el control de la economía por el Estado, menores posibilidades [para esta renovación]".
Lectura del texto de Boyer
El resto de la intervención de González se resumió en un canto a las realizaciones de su Gobierno y en el planteamiento de los desafíos que supone la integración en Europa, tema al que también se refirió Boyer durante su intervención del jueves en el Spanish Institute de Nueva York. El presidente, preguntado al final del acto por los periodistas -cuya presencia en la clausura pareció irritarle, dado que, dijo, limitaba su capacidad de comunicación con los militantes- acerca de su opinión concreta sobre las palabras de Boyer, se limitó a recomendar: "hay que leer el texto completo de la conferencia". Sin embargo, la intervención de Boyer en Nueva York no se basó en un texto escrito, sino en un mero guión, sobre el que el ex ministro improvisó.
González se reunió recientemente con Boyer y con el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, para, según algunos medios gubernamentales, mostrarles su apoyo ante las críticas que rec¡ben de sectores del PSOE y de UGT.
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