El ganador de los 524 millones en la 'loto' escondió siempre su vida, incluso a sus vecinos
El jubilado que el 11 de septiembre batió todos los récords en cuanto a premios de lotería percibidos en España, al obtener 524 millones de pesetas en el sorteo de la loto, se llama Jacinto Lapuente de la Puente, vive con su esposa, Julia Doménech, en el piso 3' C del número 76 de la calle de la Isla de Java, en el distrito de Fuencarral; tiene una hija en el barrio de Tetuán -de ahí sus paseos por la zona de Bravo Murillo-, y ha mostrado un extraordinario interés en conservar su anonimato. Ya antes de obtener el premio -que no contó ni a su vecinos- era una persona introvertida y había creado en torno suyo una barrera de silencio.
Jacinto Lapuente, a decir de quienes le conocen, es un hombre con una fuerte voluntad, respetuoso, introvertido, pero no huraño, y con profundos sentimientos católicos. El propietario de la tintorería Silke, cercana ;a su domicilio, una de sus pocas amistades en el barrio de Fuencarral, afirmó: "No es un hombre con el que sea fácil entablar una amistad íntima, pero no es huraño, sino que no le gusta meterse en vidas ajenas ni que se metan en la suya. Tampoco es tan viejo. No debe de tener más de 65 o 66 años. Se jubiló prematuramente porque: hace unos años cayó enfermo de ciática y tuvo que de dejar el trabajo. Yo le conozco porque es cliente desde hace años.Vivían con una pensión de unas 50.000 pesetas, y no les sobraba el dinero, aunque tampoco pasaban estrecheces. Lo normal".
"Lo que sí puedo decir", continuó el propietario de la tintorería, "es que tiene un fuerza de voluntad enorme. Se curó la ciática a base de darle a la bicicleta. Lleva años dando largos paseos en bici, se ha ido a veces hasta Colmenar Viejo, y ahora anda tan bien como cualquiera de nosotros".
El amigo de Lapuente, que ya había visto la foto del agraciado publicada ayer en este periódico, le define como un hombre muy correcto, -poco amigo de bromas y profundamente católico: "Él y su esposa son muy católicos,'sin ser beatos, y suelen acudir cada domingo a misa a la parroquia de Fuencarral. Pero nunca le he oído hablar de política, o de religión. Eso que dicen de que piensa dar algo de dinero para ayudar a mujeres que no quieran abortar se justifica por ese catolicismo, no en absoluto porque sea un facha ni nada por el estilo". Jacinto Lapuente lleva viviendo en la calle Isla de Java desde hace unos 15 años.
"No le encontrarán", añade el tintorero. "No le he vuelto a ver por aquí casi desde lo del premio. Yo me enteré hace una semana, más o menos, por un familiar. Me llamó la atención que hace unos días llegó acompañado de un señor muy bien vestido, en un cochazo. Subieron a su casa y volvieron a bajar y se fueron. Seguro que ya no está en el país".
Tampoco casi nadie en Fuencarral estaba al corriente del premio obtenido por su convecino. El portal 76 de la calle Isla de Java se puede calificar como de clase media, limpio, decorado con un sofá, alguna lámprara y macetas con plantas.
El tercer piso tiene un pequeño rellano y cuatro puertas. La foto de Jacinto Lapuente fue identificada plenamente por sus tres vecinas de rellano como el señor que vive en la puerta A, pero ninguna de ellas conocía que era el ganador del sorteo de la loto. "Nuestras relaciones con ellos son buenas, pero no íntimas", explicó una de ellas, y las demás asentían. "No sé dónde trabajaba antes. La verdad es que hace muchos días que no le hemos visto, ni a él ni a su mujer, pero esto del premio ha sido una sorpresa".
La fisonomía de Jacinto Lapuente sí era conocida en el conglomerado de calles que forrrian las de Alvarado, Topete, Juan Patoja, Carolinas, Carlos Rubio, todas al lado izquierdo de Bravo Murillo, a la altura de la estación de metro de Alvarado, en el barrio de Tetuán. Fue reconocido, entre otros, por varios de los socios del hogar del pensionista de la calle Carolinas, que recordaban haberle visto sentado, generalmente solo, rellenando sus boletos. Además de la hija que reside en ese barrio con su esposo, Lapuente tiene un hijo, también casado, que vive en EE UU.
En estos 20 días, la identida.d del afortunado millonario ha sido la comidilla del barrio; y su arionimato, fuentes de rumores y bulos. Así, fue identificado como un militar retirado, como el portero de un antiguo cine del barrio, como un viudo que tenía cuatro hijos, y como un divorciado reciente por la vía más rápida (a raíz del premio había abandonado a su esposa).
Poco a poco se fue perfilandola situación: era un hombre que iba con cierta frecuencia por el barrio, pero que no era dado a entablar relaciones. No había, pues, que seguir preguntando, sino empezar a mirar registros. En uno de ellos apareció su nombre.
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