Una especialidad fuera de la lista
La neurocirugía pediátrica no está reconocida como especialidad en España. Para poner más en evidencia ese contrasentido, Madrid va a ser sede, a partir de hoy y durante: los días 1, 2 y 3 de octubre, del XIV Congreso Internacional de Neurocirugía Pediátrica, al que asistirán 250 especialistas de todo el mundo. El presidente del congreso es el español Francisco Villarejo, quien en este artículo reclama para su especialidad la atención que la importancia de la misma precisa.
Hoy comienza en Madrid el XIV Congreso Internacional de Neurocirugía Pediátrica, cuando todavía esta especialidad no aparece en la lista de las reconocidas oficialmente en nuestro país. ¿Qué ocurre? ¿Por qué no se realiza una aproximación estadística del número de servicios de neurocirugía pediátrica que España necesita?Si bien es cierto que se ha creado una sección o club de neurocirugía pediátrica, como rama de la Sociedad Luso-Española de Neurocirugía, no existen servicios independientes de la especialidad en nuestro organigrama sanitario. Sólo en algunos hospitales -¡privilegiados!-, grupos de médicos con probada capacidad de sacrificio han cubierto la amnesia oficial. En la mayoría de los hospitales de la Seguridad Social, el servicio de neurocirugía se encarga del tratamiento de la población infantil.
Pero el niño requiere un tratamiento específico. Los conocimientos de embriología y fisiología son imprescindibles para la especialidad, cuya patología varía ostensiblemente de la del adulto (hidrocefalia, craneostenosis, efusiones subdurales, fracturas evolutivas, disrafias craneo-espinales).
Un niño no es un pequeño adulto, y debe ser tratado en un ambiente que contemple con plenitud sus características. Respecto a la patología tumoral, las diferencias entre la población adulta y la infantil son considerables. En los niños, los tumores cerebrales ocupan el primer lugar por oden de frecuencia, dentro de los tumores en general. También es de destacar que la mayoría son malignos, con una localización diferente y un comportamiento biológico distinto.
Desde el punto de vista técnico, es necesario resaltar que, debido al pequeño volumen circulatorio de los niños, cualquier pérdida de sangre en una intervención neuroquirúrgica es mal tolerada. El control de la temperatura también es básico, debiendo evitarse cualquier pérdida de ésta. Son especialmente delicados los cuidados preoperatorios y posoperatorios.
Hospitales infantiles
Todo indica la necesidad de que la neurocirugía infantil se realice en hospitales infantiles; donde un equipo de neurólogos, pediatras, neurorradiálogos, anestesistas y neurocirujanos esté plenamente familiarizado con la patología que afecta al sistema nervioso de los niños.
Hay que insistir en el problema humano que plantean los niños procedentes de pueblos o ciudades distantes afectos de una enfermedad del sistema nervioso (en la mayoría de los casos, una enfermedad grave) situados en un ambiente extraño, y, si no existe hospital infantil, en un marco de pacientes adultos. Padres que, procedentes de otras provincias, se alojan en pensiones de dudosa calidad, con pequeñas dietas de alojamiento; falta de habitaciones para velar la enfermedad de sus hijos; problemas, en suma, de equipamiento sanitario.
Madrid es la capital mundial de la neurocirugía pediátrica, con la extraña paradoja de que la especialidad no está reconocida oficialmente en España. Es tiempo de reflexión para nuestras autoridades sanitarias. La neurocirugía pediátrica -cuyo primer servicio fue creado en 1929 por Franc Douglas Ingraham en Estados Unidos- necesita en nuestro país distribución geográfica racional y formación de neurocirujanos infantiles con el suficiente conocimento de los problemas del adulto.
Ser marginado
El niño es un ser marginado a menudo en la sociedad, creada y pensada por y para los adultos. Es preciso que la medicina no incurra en idénticos errores. La neurocirugía pediátrica espera su turno en la Esta del reconocimiento oficial. Deseamos que las autoridades sanitarias españolas tomen conciencia de un problema que envuelve a un cumplido número de nuestras familias.
es jefe de sección de neurocirugía en la Ciudad Sanitaria La Paz.
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