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Liberado por la policía el niño de nueve años secuestrado en Mérida

El niño de nueve años Raúl Rodríguez Porras, secuestrado el pasado miércoles en Mérida por tres individuos, padre e hijos, fue rescatado a las 6.40 de ayer a tres kilómetros de la localidad pacense de Alburquerque por fuerzas de seguridad del Estado de Sevilla y Badajoz. El niño se encontraba en una cueva de las que suelen utilizar los jabalíes para dormir, custodiado por Juan Pedro González Solís, el más joven de los presuntos secuestradores, con antecedentes penales.

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Los otros dos individuos que participaron en el secuestro, Juan Pedro González Gallardo y Vicente González Solís, fueron los que condujeron a la policía hasta el escondite después de ser detenidos a las ocho de la tarde del domingo en Hurda (Toledo) tras recoger el botín.La policía, que asegura haber actuado en todo momento al margen de los contactos mantenidos entre los secuestradores y la familia, descubrió que el abuelo del niño, Isidro Porras Martín, montó el domingo en el ómnibus Badajoz-Madrid a su paso por Mérida e imaginando que podría dirigirse a entregar el rescate, lo siguió.

Funcionarios adscritos a la Brigada de Policía Judicial de la comisaría de Ciudad Real detuvieron cerca de Hurta, donde estaba situado el último de los controles policiales establecidos en el trayecto del tren correo Badajoz-Madrid a su paso por la provincia de Ciudad Real, a dos de los tres presuntos autores del secuestro de Raúl Rodríguez Porras, informa María Peral.

José Pedro González Gallardo, de 47 años, y su hijo Vicente, de 22, fueron detenidos sobre las 20.45 del domingo en un tramo de la carretera N-401, paralelo a la vía del ferrocarril, instantes después de que se hubieran apoderado de una caja con 37 millones y medio de pesetas arrojada desde el tren por Isidoro Porras, abuelo del secuestrado.

El rescate, por la ventanilla

Los detenidos, que habían llegado al lugar en un Seat 131, matrícula de Barcelona, propiedad del padre, hicieron las señales convenidas, moviendo una camiseta blanca sujetada a un palo, para que Isidoro Porras arrojase el dinero por la ventanilla. Según explicó ayer en conferencia de prensa el jefe de la comisaría de Ciudad Real, Carlos Cabrerizo, el industrial manifestó posteriormente que había estado a punto de lanzar el dinero en un tramo anterior, entre Almadén y Almadenejos, porque confundió la contraseña con el trapo que cubría un espantapájaros.

La policía recuperó el dinero, que se encontraba en dos bolsas de plástico, dentro de una caja de cartón atada con cuerdas. Treinta y cinco millones de pesetas estaban en billetes de 5.000 y el resto, en 25 paquetes de 100.000 pesetas cada uno, en billetes de 1.000.

Los detenidos fueron trasladados a la comisaría de Ciudad Real, donde se les interrogó durante 20 minutos. El comisario jefe explicó que José Pedro González Gallardo, que reveló el lugar donde escondían a Raúl, adoptó una actitud de gran cinismo e hizo gala de tener una enorme sangre fría.

El propio José Pedro González acompañó a la policía al rescate del niño, en una cueva de una finca de Alburquerque, actuando de la, forma que había acordado con su hijo José Pedro, quien permaneció con el secuestrado. Sobre el segundo de los hijos, de 18 años, pesaban tres órdenes de busca y captura y acababa de salir de la cárcel tras haber cumplido una condena por atraco. Raúl Rodríguez comentó que José Pedro González Solís le había dicho que pertenecía a ETA Militar. "A mí me la ¡ba a dar. De Calamonte [localidad de Badajoz] y de ETA. Amos, anda", comentó el niño.

Raúl Rodríguez, una vez liberado, fue trasladado hasta la comisaría de Mérida, acompañado por el presidente del Gobierno autónomo, Juan Carlos Rodríguez Ibarra; el delegado del Gobierno, Juan Ramírez Piqueras, y el comisario regional de policía. Lo primero que solicitó fue abrazar a sus padres, que le aguardaban.

Los tres detenidos como presuntos autores de¡ secuestro estuvieron prestando declaración durante todo el día de ayer. Según se ha podido saber, Juan Pedro González Gallardo y Vicente y Juan Pedro González Solís residían habitualmente en Calamonte (Badajoz) y se dedicaban al transporte.

Por su parte, Tomasa Solís, madre y esposa de los presuntos secuestradores, declaró que no comprende cómo su marido ha podido hacer una cosa así y pidió al pequeño Raúl que les perdonara.

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