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Miguel Boyer cree que ni el presidente del Gobierno ni los responsables de Economía cambiarán de política

Andreu Missé

Miguel Boyer, presidente del Banco Exterior y ministro de Economía, Hacienda del primer Gobierno de Felipe González, expresó ayer su convencimiento de que ni el presidente del Gobierno ni las personas responsables de la política económica tienen previsto cambiar la política económica aplicada desde su llegada al poder, en la conferencia que pronunció en la inauguración de la nueva sede de la Cámara de Comercio de Barcelona. El acto fue presidido por Jordi Pujol, presidente de la Generalitat de Cataluña y Josep Maria Figueras, presidente de la Cámara barcelonesa, que este año celebra también el centenario de su fundación.

La intervención de Boyer convocó a numerosos representantes del mundo empresarial catalán, a profesores y políticos responsables de las áreas y actividades económicas del país. Boyer precisó que "la continuidad de la política económica está garantizada para varios años". Y aseguró que sólo la continuidad y la fijación de objetivos a medio y largo plazo producía los frutos perseguidos por la política económica. El ex ministro señaló que habían fracasado ciertas corrientes keynesianas partidarias de ir ajustando día a día la política económica. ya que las revisiones periódicas producían aún mayores distorsiones y además creaban incertidumbres peligrosas. En su opinión, la política macroeconómica debe tener una cierta permanencia para generar confianza, evitando los cambios bruscos.Las palabras del ex ministro no colmaron las expectativas despertadas en ciertos sectores, que esperaban un mayor distanciamiento de Boyer de las posiciones del Gobierno y un pronunciamiento más radical a favor de un liberalismo a ultranza. Miguel Boyer insistió en distinguir entre los defensores del librecambismo y la economía de mercado, partidarios de eliminar las trabas institucionales y proteccionistas que puedan entorpecer el desarrollo económico, y los monetaristas, que limitan la actuación del Estado al control del dinero.

Servicios estatales

El presidente del Banco Exterior matizó que en el Gobierno no existían las posiciones extremas que se intentaba plantear. "Nadie piensa en un liberalismo radical que suponga el desmantelamiento del Estado, ya que una sociedad moderna como la española desea el mantenimiento de los servicios estatales; como tampoco nadie es partidario de estatalizar la sociedad".Señaló que la lucha contra la crisis había proporcionado importantes lecciones como la necesidad de la políticas macroeconómicas apoyadas en instrumentos tales como la fiscalidad y el control de cambios, pero insistió especialmente en los efectos positivos de la concertación. Destacó que las recomendaciones a empresarios y trabajadores en materia de rentas habían producido resultados muy satisfactorios tanto en España como en otros países.

Consideró que debían continuarse con el ajuste. Matizó que no se trataba de un ajuste destructivo, sino positivo, de continuidad, introduciendo cambios en materias como la educación y la enseñanza profesional.

Insistió en que no quedaba otro camino que el de continuar la liberalización de la economía, afrontar la competencia de los países más avanzados y aprovechar la experiencia de la apertura realizada.

En relación a los problemas derivados de la incorporación de España a la CE, mostró su inquietud por los desafíos futuros que sobre todo afectarían al sector industrial. Entre los elementos de mayor preocupación destacó las repercusiones del desarme arancerlario, la supresión de la desgravación fiscal a las exportaciones y de la revaluación de la peseta.

Revaluación de la peseta

Algunos asistentes interpretaron estas palabras como una velada indicación sobre una hipotética revaluación de la peseta. Boyer recordó que desde la entrada en la Comunidad la tasa de cobertura del comercio exterior con este mercado había pasado de un 120% a un 100%.Manifestó que a raíz de la crisis de 1973 la sociedad española sufrió la disfunción más dramática en materia de salarios. Mientras las tasas de paro alcanzaban los niveles más elevados de Europa, los salarios de los trabajadores españoles habían registrado un crecimiento del 60%, en términos reales frente a un 30% en la Comunidad Económica y un 0% en Estados Unidos.

Boyer señaló que el proteccionismo que en algunos momentos había caracterizado las actuaciones de la Cámara de Comercio fue un hecho coyuntural, "pero que no es nada propio ni de los trabajadores ni de los empresarios de Cataluña, que siempre han sido emprendedores y partidarios de la libre iniciativa".

Boyer dijo que España era un país que todo lo había fiado a las hazañas militares a corto plazo. Indicó que había que reconocer los valores de los judíos y árabes que en el pasado no se habían tenido en cuenta. Elogió el espíritu de laboriosidad de los catalanes, señalando que "los españoles tienen mucho que aprender de Cataluña si ésta habla".

El presidente de la Generalitat Jordi Pujol destacó el papel histórico de la Cámara de Comercio al haber suplido la falta de instituciones políticas en Cataluña. Animó a los presentes, a los que consideró representantes de la burguesía, a afrontar con entusiasmo el panorama de crecimiento económico que en su opinión se vislumbraba.

Pujol afirmó que la burguesía. catalana había construido una parte muy importante de Cataluña y que ahora se trataba de saber si las generaciones de la burguesía actual serían capaces de afrontar el reto de la nueva etapa de crecimiento.

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