El doble naufragio

En Aeropuerto, Van Heflin ponía en pleno vuelo una bomba bajo su asiento que habría de provocar las escenas de pánico y catástrofe. En Aeropuerto 75, una azafata bizca sin especiales dotes para pilotar debía hacerse cargo de los mandos de un Boeing. Dos años después vino Aeropuerto 77, con un insípido asunto de tráfico de obras de arte.La escena de la caída al mar, espectacular aunque mucho menos en televisión, sirve para que el departamento de efectos especiales, además de cobrar la nómina, se luzca. Pero dura poco. Y el rescate final por la Marina de EE UU, aunque de mayor duración, ocupa sólo una infinitésima parte de la película.

Eso significa que, como en los anteriores vuelos de la serie, hay que llenar huecos con la ayuda del guión. Aquí sí que naufraga la operación. Docenas de personajes repartidos entre los asientos de fumadores y los de no fumadores y cada uno de ellos con un problema a narrar. Problemas que por falta de identidad en los protagonistas y de entidad en el argumento no interesan lo más mínimo.

Aeropuerto 77 tiene un reparto de fuste, aunque ninguno de sus grandes actores se esfuerza en demostrar que sabe actuar. Tal reparto lo componen Jack Lemmon, Lee Grant, Brenda Vaccaro, Christopher. Lee, Olivia de Havilland, Joseph Cotten, Robert Foxworth, Kathleen Quinjan, James Stewart y el inevitable George Kennedy, único nexo común entre todos los aeropuertos. Aeropuerto 77 es una calamidad: ni lo sentimental ablanda el corazón ni la aventura emociona.

Aeropuerto 77 se emite hoy, a las 22.50, por TVE-1.