_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La avería de Ascó

DESPUÉS DEL accidente de la central soviética de Chernobil, la discusión sobre la energía nuclear ha abandonado los páramos de la discusión ideológica para centrarse en los datos de la realidad. El accidente es posible, y esa evidencia ha golpeado de tal modo a la opinión pública mundial que la cuestión central de la polémica ha pasado a ser la de la seguridad de las centrales nucleares y, por extensión, la de la relación coste/beneficio.El cambio de la opinión pública respecto al problema de la energía nuclear tiene su expresión política más reciente y significativa en el acuerdo alcanzado en el congreso del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD): en el caso de que el partido regrese al poder tras las elecciones legislativas del próximo mes de enero, los socialdemócratas alemanes se han comprometido, por unanimidad, a abandonar la producción de energía nuclear. La cuestión nuclear siempre ha sido polémica en la República Federal de Alemania, y el SPD no ha dejado de tener, aun en los momentos de mayor entusiasmo nuclearista, algunas voces disidentes. Pero la determinación anunciada ahora de abandonar esta fuente de energía "por los peligros incontrolables que entraña" constituye un paso de alcance internacional.

La última avería de la central nuclear de Ascó 2, la primera importante que se produce en España después del accidente de la central nuclear soviética, ha demostrado que tampoco España se encuentra al abrigo de la ola revisionista provocada por el caso de Chernobil. En Ascó, la exigencia de información sobre el alcance de las averías no ha partido esta vez de los grupos ecologistas, más o menos marginales, sino de las propias instituciones representativas: de los ayuntamientos y del Gobierno Civil. Y esto ha sucedido así no porque estas instituciones puedan ser hoy más sensibles que ayer ante el problema de la energía nuclear, sino, fundamentalmente, porque se han visto impelidas a actuar bajo el reflejo del cambio operado en la opinión pública.

Más allá de la polémica sobre la rentabilidad real de las centrales nucleares en términos económicos, lo que preocupa hoy es la seguridad. Y eso es lo que parece haber fallado precisamente en Ascó 2, una central que todavía no ha cumplido un año de funcionamiento a pleno rendimiento y que ha sido fuente de polémica permanente con los municipios de la zona en la que está enclavada. Once paradas de emergencia del reactor -disparos, en la jerga técnica- por averías diversas son demasiadas para mantener tranquila a la opinión pública. Y aunque tanto la propiedad de la central como el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) insisten en que el porcentaje de averías es normal en el primer año de funcionamiento, éstas no dejan de ser preocupantes, máxime cuando se registran en un complejo diseñado en 1968 y que, en medio de constantes discusiones sobre su calidad técnica, se ha transformado en un conjunto -Ascó 1 y Ascó 2- bastante distinto de lo proyectado hace 18 años.

Lo que ha fallado esta vez en Ascó 2 ha sido precisamente uno de los mecanismos de seguridad que debían actuar en caso de accidente. Y el fallo se ha descubierto, afortunadamente, gracias a una avería previa menor, que motivó el disparo del reactor, de modo que en las operaciones de puesta en marcha, al ponerse a prueba el sistema de seguridad basado en las válvulas que controlan la salida de vapor de agua del circuito principal éstas no funcionaron. Lo más preocupante del caso, como ya señalaran los inspectores del Consejo de Seguridad Nuclear que investigan la avería, no es que falle un sistema de seguridad, sino que el fallo se haya repetido, exactamente en los mismos términos, en apenas dos meses. Y que la forma de descubrirlo haya sido, en las dos ocasiones, una avería menor. También seguramente el fallo se hubiera detectado en la revisión periódica a que son sometidas estas válvulas.

Tanto la empresa como el Consejo de Seguridad Nuclear, que en este caso han actuado según los requisitos legales de seguridad, deben convencer ahora a la opinión pública de que las causas del fallo, aún ignoradas, han sido subsanadas. Pero además habrán de explicar también que la central opera, en su conjunto, dentro de las exigencias de seguridad necesarias.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_