Magefesa prepara una ofensiva comercial para el próximo mes de septiembre
Magefesa iniciará a partir del mes de septiembre el relanzamiento definitivo de la sociedad, intentando recuperar la cuota de mercado que, hasta hace unos años, mantenía la empresa. En marcha ya la fase de despegue y, al menos en parte, resuelta la financiación del ajuste de plantillas, los esfuerzos se centrarán, una vez que pase el verano, en reorganizar su red comercial reduciendo considerablemente sus efectivos y seleccionando aquellos productos que menor demanda tienen hoy en el mercado, y ampliando la gama de aquellos otros que, por el contrario, tienen mayor aceptación. "Se trata, en definitiva", afirma Jorge Larrumbide, "de recuperar la imagen de Magefesa".
De las 34 delegaciones que Magefesa tiene repartidas por todo el país, en los nuevos planes del grupo sólo quedarán seis. Cinco si se tiene en cuenta que una de las delegaciones está instalada en una de las factorías. La división de la red comercial quedará constituida en cinco zonas: Norte (con centro de operaciones en el País Vasco y Asturias), Centro (con sede en Madrid), Andalucía (las operaciones se centralizarán en Málaga), Levante (la sede será Valencia) y Cataluña (con Barcelona como sede).El resto de los edificios serán vendidos. No será la única reducción. También disminuirán considerablemente los efectivos humanos, que pasarán, en la red comercial, de 250 personas en la actualidad a no más de 50. El catálogo de Magefesa también sufrirá recortes. Cada uno de los centros de trabajo que hoy forman parte del grupo seguirá funcionando, incluidas las cuberterías vascas, pero habrá una limitación de productos.
Jorge Larrumbide explica que en los planes de relanzamiento tiene especial importancia la potenciación de los minidomésticos. Y en este caso, la sandwichera será uno de los productos estrella. Otros sufrirán peor suerte y posiblemente pasen al olvido. Aunque el presidente se muestra cauto al respecto, no oculta que algunos artículos se van a enfrentar con "una feroz competencia".
Es el caso de las sartenes antiadherentes o los vitrificados.
La olla a presión, que en el pasado, independientemente de la marca del fabricante, se identificaba con Magefesa, se intentará potenciar en sus dos versiones: la olla rápida y la lenta. Toda la operación irá acompañada de una campaña publicitaria "tampoco muy fuerte, modesta," dice Jorge Larrumbide, "pero que nos permita nuevamente recuperar un lugar en el mercado, tanto nacional como extranjero".
Objetivos globales
Los objetivos globales de ventas de Magefesa se aproximan a los 2.000 millones de pesetas para 1986 sólo en el mercado nacional. Se calcula que otros 916 millones de pesetas corresponderán a exportaciones. En 1988 los objetivos de la empresa preven unas ventas totales de 7.830 millones de pesetas. De ellos, 5.491 millones corresponderían al mercado nacional y el resto a la exportación.Gursa, situada en Cantabria y dedicada fundamentalmente a la fabricación de baterías vitrificadas y sartenes, tiene unos objetivos de ventas de 856 millones de pesetas en 1986 y de algo más de 2.000 millones en 1988. A Cunosa, que centra su actividad en las cuberterías, las planchas y las sandwicheras, le corresponden, dentro de los objetivos, unas ventas de 712 millones de pesetas para este año, cifra que subiría, de desarrollarse el plan según lo previsto, a 1.865 millones en 1988.
Migsa, con sede en Almería y dedicada especialmente a la fabricación de baterías inoxidables y garnitura (bandejas, azucareras, etcétera), tiene como objetivo alcanzar unas ventas de 81 millones de pesetas en 1986. En 1988 la facturación sería de 185 millones. Indosa, en el País Vasco, ha de vender, según los planes, 998 millones de pesetas en 1986. Dos años después sus objetivos se cifran en alcanzar los 3.223 millones.
Magefesa, que fue una de las empresas líderes del sector, entró prácticamente en sólo tres años en quiebra. Dificultades del mercado nacional, unidas al hundimiento de las exportaciones, convirtieron al rey y señor de la cubertería y el menaje en la sombra de su pasada grandeza. Magefesa, dicen, tenía los pies de barro. Lentamente primero, rápidamente después, fue creciendo el deterioro comercial y las deudas a proveedores. Adminisración y plantilla aumentaron como la espuma. En 1983 se producen ya unas pérdidas de explotación de 2.312 millones de pesetas. En 1984 las pérdidas suben a 2.000 millones y el cashflow desciende por debajo de los 9.500 millones de pesetas. El pasivo actual es de unos 14.000 millones de pesetas.
Larga historia
La historia de Magefesa ha estado jalonada de una contestación social violenta y continua. Los tres Gobiernos autónomos en los que Magefesa se encuentra implantada -País Vasco, Cantabria y Andalucía- ofrecen su colaboración para salvar el grupo. Las comunidades aportarán las ayudas económicas necesarias para que el proceso laboral se lleve a cabo en forma no traumática. Las negociaciones se saldan con la firma en mayo de 1986 de un plan de viabilidad entre la empresa y los sindicatos UGT, CC 00 y ELA-STV.El acuerdo, en esencia, recoge una reducción de plantilla de unos 1.700 trabajadores por sistemas no traumáticos y el apoyo de las Administraciones central y autonómicas. Las últimas dificultades para financiar el plan de bajas voluntarias fue resuelto recienternente al hacer público el Ministerio de Trabajo que aportaría los 1.500 millones necesarios para afrontar el pago de las indemnizaciones.
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