28 lunes
Gran mayoría de matrimonios por la Iglesia en Toledo. Por cada noventa bodas religiosas, sólo una civil. Esto nos parece muy bien. Si España era la reserva espiritual de Europa, ahora Toledo es la reserva espiritual de España, y conviene cuidar esta clase de reservas, que cualquier día saca las elecciones Alzaga. Durante el año pasado se registraron en la diócesis toledana 2.796 matrimonios canónicos, y sólo 119 civiles. En 150 pueblos de la diócesis no se ha celebrado una sola boda civil en dos años. La presencia, por el Corpus, de los ministros laicos -Fernández Ordóñez, Ledesma- en el balcón de una tía suya, adonde les ha relegado don Marcelo, desde la presidencia de la procesión, no ha contaminado en nada las noches toledanas, que siguen siendo castas y canónicas, aunque no acertamos a comprender cómo se reproduce esta legendaria especie española. Quizá Icona tenga que proteger al católico tradicional en Toledo como al flamenco en las tablas de Daimiel o a la perdiz sencilla en el Coto de Doñana, al oso cantabro-astur en la repisa cantábrica o al zorro en toda la península, que Icona lo protege echándole estrictina para el desayuno. Cosa semejante ocurre en Toledo con los enterramientos civiles: solamente se han efectuado 18 desde el año 84. Va a resultar que el único toledano que tuvo alguna vez un entierro un poco mundano fue el conde de Orgaz, antepasado de mi querido amigo, el conde actual, que fuma en pipa. Tampoco hay escasez de vocaciones entre las monjas de clausura. Las novicias cubren las defunciones. 628 santas mujeres rezan por España en Toledo. Lo que pasa es que el Arzobispado toledano exhibe esto con una ingenua jactancia, porque siguen en la mentalidad "guerracivilista" de que el matrimonio civil vino como una imposición, cuando el muy matrimonial y admirable Paco Ordóñez lo trajo sólo corno una opción. En Toledo, sí, tenemos nuestras Tablas de Daimiel espirituales.
30 miércoles
Marguerite Duras: Outside, Plaza/Janés. El periodismo de la Duras durante más de 20 años. Dice MD en el prólogo: "La información objetiva es una añagaza total, es una mentira. No existe el periodismo objetivo".
31 jueves
Hay escándalo en Marbella por si Kashogui se arruina. Lo que a uno le escandaliza es que Kashogui se haya enriquecido, y cómo lo ha hecho. Adnan Kashogui es el último de la dinastía del oro, después del Aga Khan, el Rey Faruk y todos aquéllos. El último provinciano gordo de esa provincia inmensa que es Oriente. Pero Kashogui ha tenido problemas financieros en los últimos meses, y esto ya hace que se le mire con recelo en Marbella, donde se le miraba más bien con celo cuando se sabía que traficaba en armas. En Salt Lake City, que son como mormones o así, a Kashogui no le perdonan las deudas, porque una deuda, en el puritanismo, es pecado mortal. Nuestro don Jairte de Mora, cabeza visible en España del millonario árabe, sí que parece un príncipe. Esto suele ocurrir. El príncipe es el que tiene aspecto de abrecoches malagueño. Kashogui se rige por una norma cínica que no deja de caernos bien: "La mejor manera de tener dinero es gastarlo". Cuando uno es tan rico como sus deudas, ya puede vivir tranquilo. A sus invitados los convoca con cinco mil tarjetas de oro y les abruma con Beethoven, que, como decía Gide, es el que "da más música", casi comercialmente. El dinero de las armas, se lo gasta Kashogui en fiestas parisinas. Por el mundo hay paraísos fiscales -esos que me escriben cartas invocando la dignidad nacional- que subsumen el dinero de Kashogui, de modo que nuestro oriental hortera nunca se podrá arruinar. Marbella, como digo, se escandaliza de su posible ruina, cuando tendría que haberse escandalizado de su fortuna. Las llamadas telefónicas desde sus aviones le cuestan 42 millones al año. ¿Y por qué no llama desde una cabina callejera?
1 viernes
María Asquerino me envía sus memorias en galeradas para que les ponga el prólogo que le prometí, y que haré con gusto. Aunque uno, ay, nunca ha sido prólogo ni epílogo de María. Ni siquiera intermedio.
3 domingo
Ya cuando Rocío Jurado anunció que iba a recortarse los senos, salimos en defensa de entrambos como de dos plazas de soberanía nacional. Porque creemos que el patriotismo de Rocío y todos los patriotismos, vengan de donde vengan, van a dar en la gran patria, que es USA. Ahora, Rocío ha cumplido uno de sus afanes más legítimos: abrazar a Ronald Reagan. Lo que pasa es que Reagan lleva una racha muy top/less. Primero se le aparece la libertad, en figura de estatua y en camisón (es cuando decide controlar toda Suramérica con la coartada de la droga). Luego se le ocurre -y redacta- un decálogo contra la obscenidad que es obsceno de principio a fin, porque ignora el amor como figura concéntrica al sexo, o el sexo como figura concéntrica del amor. Y, finalmente, le abraza Rocío Jurado, con Ceuta y Melilla entre ambos, que no menor trato merecen los senos patrióticos de la cantatriz. Reagan creyó, en principio, que quien le abrazaba era la estatua de la Libertad, llegada desde Chipiona, que allá se andan en eslora la española y la yanqui. Rocío Jurado, portadora de valores eternos (dos), nos ha confirmado, como decíamos, que todos los patriotismos exacerbados van a dar a la Gran Patria USA, bien se trate de intelectuales o de artistas frescachondas. Rocío es nuestra estatua de la Libertad sin libertinaje, o sea la versión nacional, que Franco, en Dragón Rapide, juega mucho con los tres términos gloriosos de la Revolución Francesa, hasta ordenarlos a su gusto. Hasta desordenarlos. Habría que poner en Puerto Banús una estatua de la Libertad otánica española, calcada de Rocío Jurado. Qué impacto.
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