La peseta mantendrá su tipo de cambio a pesar de las presiones al alza que soporta en estos meses
El Gobierno de Irlanda anunció ayer a última hora ole la mañana la decisión de proceder a devaluar su divisa, la libra irlandesa, en un 8% en relación a todas las monedas que forman parte del Sistema Monetario Europeo (SME). El reajuste tiene menos importancia que el efectuado en el pasado mes de abril, cuando se devaluó el franco francés y se revaluó el marco alemán en un 3%. La peseta no sufrirá modiflicaciones ya que atraviesa por unos momentos de sobrevaloración.
Un comunicado de la Comunidad Europea (CE) anunciaba ayer a medidodía la decisión del Gobierno de la República de Irlanda. de proceder a devaluar su divisa en un. 8% respecto a todas las moriedas que forman parte del SME, todas has de los países miembros ole la Comunidad, a excepción de la libra esterlina, el dracma griego, el escudo portugués y la peseta.El reajuste, noveno desde la implantación del SME, afecta en esta ocasión solamente a una divisa, y no ha sido preciso que se reuniera el comité monetario de la CE para llevarlo a cabo, aun que la decisión se ha tomado por acuerdo mutuo y a propuesta de dicho comité.
La mecánica de funcionamiento del SME exige que el comité monetario, formado por los subgobernadores de los bancos emisores y de los directores del Tesoro de los países miembros de la CE, se reúna y alcance un acuerdo sobre las nuevas paridades de las monedas afectadas por los movimientos al alza o a la baja entre sí.
En esta. ocasión la reunión efectiva no ha tenido lugar, al no afectar más que a una moneda en relación con todas las demás, pero ha sido el comité monetario como organismo el que, a la vista de las fluctuaciones; de la libra irlandesa respecto al resto de las monedas, propuso devaluar en un 8% el tipo de cambio. Por tanto, las paridades internas entre el resto de las divisas permanecen inalterables, con el margen de fluctuación del 2,5% permitido.
El hecho de que sea sólo una moneda, y además con escaso peso dentro de la cesta de monedas que compone la unidad de cuenta europea (ECU), explica la ausencia de la reunión formal del comité monetario.
La peseta mantendrá su actual situación de cambios respecto a las principales monedas de los países miembros de la Comunidad Europea aceptando la revalorización frente a la libra irlandesa en la misma proporción que el resto de las divisas, según destacaban ayer medios de la Administración.
En los últimos meses la peseta está siendo sometida a presiones alcistas de su tipo de cambio, lo que provoca fuertes entradas de divisas. El Banco de España viene actuando desde hace semanas en los mercados de cambios para. impedir una revaluación de hecho de la peseta y, a pesar de ello, las divisas siguen entrando en fuertes cantidades y no sólo por la llegada de turistas.
De hecho, y a la espera de la confirmación de las cifras oficiales, durante el pasado mes de julio el aumento de las reservas de divisas en España ha superado todas las previsiones, y si ello no ha producido problemas de control monetario se ha debido, sobre todo, a la drástica reducción del déficit del sector público y al comportamiento menos expansivo del crédito al sector privado, lo que ha exigido una menor cantidad del dinero en circulación y de las magnitudes monetarias.
Otra cosa será lo que ocurra a medio plazo, cuando el tipo de cambio de la peseta en relación al resto de las monedas europeas deba reflejar la diferente evolución de las tasas de inflación de la economía española y el resto de los países de la CE.
Las obligaciones monetarias de la Comunidad Europea
La peseta no forma parte del SME, lo mismo que ocurre con la libra esterlina, el, dracma griego o el escudo portugués. Cuando en 1979 la Comunidad Europea decidió la creación del SME sólo el Gobierno del Reino Unido decidió quedarse fuera del mismo, por motivos de política monetaria. interna, y se aceptó que la banda de fluctuación de la lira italiana respecto al resto de las divisas fuera del 6%, en lugar del 2,5% que rige para el resto de las monedas.El SME constituye un intento de volver a un sistema de tipos de cambios estables entre las diferentes monedas de la CE y existe la obligación de intervenir cuando las fluctuaciones se acerquen en una determinada proporción a los extremos de las bandas establecidas en cada reajuste. Cuando esto ocurre el resto de países de la CE conceden créditos para que se pueda intervenir en los mercados de cambios. Si las presiones alcistas o devaluatorias no se sofocan con estas intervenciones se modifican las paridades internas establecidas mediante un acuerdo del comité monetario.
Todos los países miembros de la CE, aunque no formen parte del SME, están integrados en el comité monetario y, de hecho, si España o cualquier otro país de los que no están adheridos, quisiera modificar formalmente el tipo de cambio de su moneda tendría que comunicarlo al comité monetario, en cuyo seno se decidiría el alcance del mismo.
El comité monetario, al que los representantes españoles asistieron por primera vez en el pasado mes de abril cuando se reunió para decidir el alcance de la anterior crisis de cambios del SME, sirve en realidad de foro para moderar los posibles excesos que cada uno de los países miembros de la CE pueda querer cometer para obtener beneficios adicionales.
Como ejemplo se suele ponerla petición del Gobierno francés, en el pasado abril, por conseguir una mayor separación del tipo de cambio del franco frente al marco alemán. Los franceses querían ampliar la brecha el 8%, mientras que los alemanes argumentaban que ese porcentaje era muy elevado. El compromiso final fue del 6%, soportado a partes iguales por el franco y el marco, y el mercado lo redujo al 3%.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.