Nace en EE UU una empresa privada dedicada a la lucha antiterrorista
Una nueva empresa, la única del país dedicada a la lucha antiterrorista, acaba de nacer en Estados Unidos, la patria de la iniciativa privada. Un particular que tenga un familiar secuestrado o una empresa a la que hayan tomado como rehén un directivo puede recurrir a Force Hurricane (Fuerza Huracán), "Si usted lo pide, iremos a buscarle. Punto final", dice su director, G. Gordon Liddy.Force Hurricane, cuyos servicios, aún no probados, pueden costar entre medio y, un millón de dólares (entre 68 y 1:36 millones de pesetas), es la única unidad antiterrorista privada de este tipo en Estados Unidos, informa el periódico The Washington Post.
El creador de esta firma es Gordon Liddy, antiguo funcionario de la Casa Blanca y uno de los responsables del asalto en 1972 a la sede del Partido Demócrata, suceso que luego derivaría en el caso Watergate y llevaría a dimitir al presidente Richard Nixon.
Tras haber pasado 52 meses en la cárcel, después de haber escrito un libro de éxito y de haber aparecido en una serie de televisión, Gordon Liddy ha vuelto a su especialidad de ex agente del Buró Federal de Investigación (FBI): la seguridad.
En este marco, la G. Gordon Liddy Academy ofrece por 2.700 dólares (unas 367.000 pesetas) una formación intensiva de tres semanas a detectives en ciernes, agentes privados de seguridad u hombres de negocios, traumatizados por la reciente oleada de toma de rehenes o atentados.
Hombres duros
Al contrario de los Rambo y personajes de ese estilo encarnados en las pantallas por Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger o Charles Bronson, los hombres de Liddy son "duros de verdad": antiguos miembros de los servicios especiales israelíes, de las SAS británicas o del FBI, exveteranos del Vietnam, "negociadores expertos en la liberación de rehenes", según Gordon Libby.Quienes estén dispuestos a pagar los servicios de Force Hurricane saben que pueden contar con la competencia de hombres curtidos en combate, pero, según señala Libby, con una gran ventaja sobre las unidades especiales oficiales: esta unidad privada no necesita la aprobación de los burócratas del Departamento de Estado norteamericano y el Gobierno no puede ser responsabilizado de los eventuales fallos de las misiones especiales.
Los cursos de la academia cubren un amplio abanico: protección de personas muy importantes, contraterrorismo, liberación de rehenes, detectores de mentiras, espionaje, interrogatorios y, naturalmente, ejercicio de fuego real.
Pero no todo el mundo que lo desee puede ingresar en la academia: se rechaza a quienes tengan antecedentes penales o a aquellos elementos que son considerados peligrosos.
Gordon Liddy entra en este grupo de excluidos, y así lo reconoce el vicepresidente de la sociedad, Olaf Rankis, a The Washington Post, pero, dice Rankis, Liddy no ha seguido el curso. El director sólo entrega los diplomas.
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