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La mitad de los miembros del GATT, a favor de liberalizar más el comercio mundial

Representantes de 49 países miembros del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) están ultimando en Ginebra las negociaciones para consensuar una declaración ministerial que permita iniciar una nueva ronda de negociaciones entre los países miembros para promover una mayor liberalización del comercio mundial. Dicha declaración ministerial, que según fuentes negociadoras españolas podría quedar consensuada el próximo 31 de julio, es clave para que la reunión de todos los ministros de Comercio del mundo, que se celebrará el próximo 15 de septiembre en Punta del Este (Uruguay), no se salde con el fracaso.

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El documento sobre el que se está trabajando fue presentado por Suiza y Colombia -el presidente de las partes contratantes del GATT es el colombiano Felipe Jaramillo- y teóricamente cuenta con el respaldo de 49 de los 91 países miembros del GATT. Dichos países están compuestos por el llamado grupo de los 10, integrado por los países de la EFTA, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, el grupo de los 20 -con países como Colombia, Ecuador, Uruguay, países del sudoeste asiático, Corea o Hong Kong- y un tercer grupo compuestos por los países miembros de la Comunidad Europea, Estados Unidos y Japón.En principio, si todos estos países consensuaran el documento, la reunión que celebrarán los ministros de Comercio en Punta del Este (Uruguay) a mediados de septiembre podría concluir con el acuerdo de iniciar una ronda de negociaciones entre los países miembros del GATT para profundizar en la liberalización y expansión del comercio mundial. Dichas negociaciones no concluirían antes de tres o cuatro años.

Según fuentes negociadoras españolas, "es posible que alcancemos un consenso antes del 31 de julio, dejando algunos flecos para que sean negociados directamente entre los ministros". Las negociaciones, que se celebran en Ginebra, se reanudarán el próximo lunes. Sin embargo, existe el temor de que todos los esfuerzos por consensuar mayoritariamente una propuesta queden en papel mojado. Si el próximo 6 de agosto la Administración estadounidense consigue anular el veto propuesto por el presidente Ronald Reagan a la iniciativa de limitar las importaciones de calzado y textiles a Estados Unidos, es prácticamente seguro que no habrá ronda negociadora del GATT.

España pide tiempo

Frente a estos 49 países, los llamados duros, con Brasil y la India como líderes, ponen como condición para que se inicie una nueva ronda de negociaciones que los países industrializados cedan de sus actuales posiciones y, sobre todo, que no se incluya ningún nuevo sector en el proceso de liberalizaciones. Este es uno de los aspectos más espinosos de las negociaciones que se están desarrollando en Ginebra, ya que si bien los 49 países en cuestión están dispuestos a aceptar que se amplíe a otras áreas el proceso de liberal¡zación, no hay unanimidad ni en las áreas, ni en la manera de llevar a cabo dicha liberalización.

El documento propuesto por Suiza y Colombia quiere abrir el proceso de liberalización a los sectores textil, agrícola, servicios y propiedad intelectual. Asimismo, el documento propone el desmantelamiento de todas las restricciones cuantitativas a las importaciones de productos que ponen los países desarrollados frente a los que están en vías de desarrollo. No obstante, tampoco en este punto existe unanimidad y el punto de encuentro alcanzado hasta ahora es que no se amplíe dicho desmantelamiento a nuevos sectores -como propone el documento- y que su desaparición se haga de forma gradual.

La postura de los negociadores españoles, dentro del bloque de los comunitarios, es la de retrasar lo más posible el desmantelamiento. El ingreso de España en la CE le ha supuesto reducir en más de un 60% las restricciones cuantitativas que aplicaban a las importaciones de terceros países. Francia, por ejemplo, es más dura en lo que respecta al comercio agrícola y países como Italia, Portugal, Grecia y la propia España son más duros respecto al tema textil.

Una de las novedades más importantes que recoge el documento es incluir a la agricultura entre los sectores a liberalizar. Concretamente propone la reducción de barreras a la importación y 1a mejora del ambiente competitivo por el aumento de la disciplina en el uso de todos los subsidios que afectan al comercio agrícola, incluyendo la eliminación en un marco de tiempo acordado de subsidios a la exportación".

Asimismo, se pretende profundizar en la liberalización del comercio relacionado con la propiedad intelectual de modo que "las medidas y procedimientos para defender los derechos de la propiedad intelectual no se lleguen a convertir en barreras para un comercio legal".

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