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MUNDOBASKET 86

La lacra arbitral

Los arbitrajes han sido, junto a los organizadores en general, y particularmente los organizadores madrileños, la lacra del Mundobasket. No es como para sorprenderse, porque se trata de una situación endémica, pero sí para lamentarse. Y con los ojos de todo el baloncesto mundial puestos en este acontecimiento cuatrienal, el más importante de este deporte, sería cuestión de afrontar de una. vez por todas el problema y empez4r a ponerle remedio.El final del tremendo choque URSS-Yugoslavia no ha sido más que la guinda del pastel. Un árbitro, el británico Richardson, parecía empeñado en que ganase Yugoslavia; su colega, el argentino Morillo, en lo contrario. Por acción y omisión envenenaron esos últimos instantes. Luego, con esa desarmante facilidad que los árbítros versión FIBA (Federación Internacional de Baloncesto, ex amateur) tienen para cambiar de criterio y de estilo de arbitraje en un solo instante, los dos trencillas se pasaron a la omisión descarada en la prórroga. Durante ésta, las tarascadas más feroces -no hay nada, para brutalidad pesada, como un choque entre los dos gigantes del baloncesto europeo oriental- quedaron impunes.

Lo del pastel no es gratuito: el pasteleo y la política cuentan más, en el arbitraje internacional actual, que naderías como el conocimiento del juego y de su técnica, como la armonización de criterios, como la coherencia en las apreciaciones. ¿Qué hacía un británico pitando una semifinal del Mundobasket? El baloncesto de su país es subdesarrollado. (¿Quién pondría a un español a arbitrar un Gales-Inglaterra de rugby?). Pero, claro, está, el número dos del baloncesto mundial es otro inglés, el ex árbitro Turner, como inglés fue R. William Jones, el fundador de la FIBA. Y así nos va.

Sigue siendo urgentísimo exigir a los aspirantes a árbitros que asistan a clinics técnicos para que se enteren de la evolución real del deporte. Sigue siendo necesario que los mejores jueces norteamericanos expliquen técnica de arbitraje a los europeos (y del resto del mundo). Y se debe acabar con la manía de las modas nacionales: en España, en 1985-86, todos los hombres de gris se pusieron frenéticamente a pitar faltas por bloqueo en movimiento -cuando un atacante hace una pantalla para facilitar el avance de un compañero, pero lo hace sin quedarse quieto-, y llega un Mundial y se sanciona en total media docena de estas infracciones.

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