Atentado terrorista
( ... ) Hace sólo unos días que uno de los cinco candidatos al Congreso elegidos por Herri Batasuna, que se presentaron en Madrid para ratificar su anuncio de que no se proponen asistir a las sesiones de las cámaras para las que han sido elegidos, se permitió añadir a esta burla notoria al Parlamento y al pueblo español la pretensión de que se les pague por una función que no van a desempeñar, y la recomendación de que se negocie con ETA, porque, decía, se quiera o no, es una organización que tiene peso. El peso de las metralletas, comentábamos nosotros. Ese peso, que es el de la violencia y la irracionalidad, es el que acaba de poner nuevamente de luto a tantas familias españolas y ha sembrado la consternación en el país. Es lo que los terroristas han denominado en alguna ocasión "resultado de una reflexión de tipo ético, político y humano". Es realmente la consecuencia de una actuación ciega que ya impide encontrar entre sus víctimas más conexión que la que establece la vesania de sus autores y su patente propósito de estorbar cualquier paso del pueblo español en el camino de la paz.
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