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El crecimiento económico de Estados Unidos será inferior al previsto

Francisco G. Basterra

El natural optimismo de la Administración de Ronald Reagan sobre la marcha de la economía norteamericana se está desvaneciendo, y la Casa Blanca presiona a la Reserva Federal (el banco central) para que reduzca el tipo de descuento y evite así el peligro de una recesión. El objetivo de crecer un 4% durante 1986 no se logrará y tendrá que ser revisado, dijo ayer el director de la Oficina del Presupuesto, James Miller, confirmando la incertidumbre sobre una economía que está dando síntomas de anemia y que no rece lo previsto, a pesar del descenso del valor del dólar y de la caída del precio del petróleo.

Estados Unidos ha registrado un débil crecimiento del 2% a lo largo del segundo trimestre del presente año, no aumenta la producción industrial y disminuyen los beneficios empresariales. El histórico desplome producido esta semana (80 puntos entre el lunes y el martes) en Wall Street refleja también esta sensación de ansiedad sobre la economía.El Open Market Committe (órgano ejecutivo) de la Reserva Federal está reunido en Washington desde el martes para decidir el futuro de la política monetaria en el segundo semestre del año. Una política de dinero más fácil y más barato, urgida por la Administración y por muchos observadores económicos, parecería la solución más eficaz para relanzar el crecimiento. Pero el presidente del banco central, Paul Volcker, y algunos de sus miembros no están convencidos de que un recorte del actual 6,5% al 6% del tipo de descuento (lo que la Reserva Federal cobra a los bancos por el dinero que les presta) surtiría el efecto deseado. Y, en cambio, temen que podría rebrotar una inflación que actualmente es prácticamente inexistente o está dormida. La otra posibilidad sería esperar a una recuperación económica, en el primer semestre del próximo año, sin flexibilizar la política monetaria.

La Reserva Federal y el secretario del Tesoro, James Baker, están presionando a la República Federal de Alemania y a Japón para que disminuyan a su vez los tipos básicos de interés, relanzando así sus economías en una operación conjunta. Se trataría de evitar una acción unilateral que provocaría tensiones sobre el dólar. El tipo de descuento norteamericano se reduciría en coordinación con las dos grandes economías de Europa y Japón. Pero ambos países se niegan a repetir lo que hicieron el pasado abril. A pesar de ello, aumenta la presión para que Estados Unidos adopte una acción unilateral sin esperar a que los Gobiernos de Bonn y Tokio se decidan a coordinar sus políticas monetarias con Washington. "La economía no está tan robusta como nos gustaría, pero no hay signos de una recesión en el horizonte", afirmó ayer el jefe del gabinete del presidente, Donald Regan, un ex banquero de Wall Street.

La incertidumbre del dólar

La decisión del Tribunal Supremo, el pasado lunes, de declarar inconstitucional el sistema de redución automática del déficit presupuestario, que deberá ahora ser recortado por el Congreso sin eludir su responsabilidad política, provoca también incertidumbre sobre el futuro del dólar. Si Estados Unidos no es capaz de recortar un déficit que supera los 200.000 millones de dólares será imposible rebajar los tipos de interés que atraen ahora a los capitales extranjeros aquí, lo que es fundamental para enjugar los números rojos de la economía norteamericana.La disminución del tipo de interés básico tendría un efecto sobre el dólar que seguiría cayendo en los mercados internacionales, cuando ya ha alcanzado, sobre todo respecto al yen y al marco alemán, valores muy bajos que no han servido, sin embargo, para paliar el enorme déficit comercial de Estados Unidos (148.000 millones de dólares en 1985).

Aunque los productos norteamericanos son más baratos en el exterior (32,5% desde febrero de 1985), este país no ha conseguido aumentar sus exportaciones en los cinco primeros meses de este año, y el déficit se ha incrementado a un ritmo anual que se sitúa ahora en 170.000 millones de dólares. Aunque frente a las divisas de los 10 países más industrializados la moneda de Estados Unidos ha caído un 30%, sólo lo ha hecho un 6% frente a los 25 principales socios comerciales de este país.

El dólar, por ejemplo, ha aumentado su valor con países tan competitivos en sus exportaciones aquí como en Corea del Sur y Taiwan. Las exportaciones agrícolas norteamericanas se han hundido y, en mayo, por primera vez desde hace 20 años, EE UU importó más productos agrícolas que los que vendió al exterior.

El descenso del dólar frente a las divisas de Europa y Japón no ha podido ser aprovechado por Estados Unidos, ya que estas economías crecen muy poco y no se relanza su demanda para las importaciones. Por otra parte, en el Tercer Mundo, agobiado por la deuda externa, se está restringiendo al mínimo vital las importaciones, lo que ofrece un panorama global de encogimiento del comercio mundial.

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