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El presidente de Túnez destituye al primer ministro, Mohamed Mzali

El presidente de Túnez, Habib Burguiba, de 83 años, destituyó ayer al primer ministro, Mohamed Mzali, de 50, considerado hasta ahora el delfín del régimen y su principal candidato a sucederle. Mzali ha sido sustituido, según decisión personal del anciano Burguiba, por el ministro de Economía y Finanzas, Rachid Sfar, de 52, ex titular de Sanidad, Defensa e Industria y uno de los tres secretarios adjuntos nominados en el último congreso del Partido Socialista Desturiano (PSD, en el poder), celebrado el pasado junio.

La destitución de Mzali abre una de las mayores crisis creadas en los últimos tiempos en Túnez y, aunque desde hace varias semanas se venía insistiendo aquí en que el hasta ahora primer ministro había caído en desgracia, todo ha sido una sorpresa. La noticia la difundió la agencia tunecina de noticias, Tap, poco antes de las seis de la tarde y cayó como una bomba en medios diplomáticos extranjeros acreditados en la capital tunecina. No en vano en el último congreso del PSD Burguiba ratificó a Mzali como su sucesor, asegurando en público que se trataba de "su primer colaborador en la actualidad y en el futuro".La insólita desaparición de Mzali de la escena política supone un fuerte revés para los intereses occidentales, y en especial de Francia, en este pequeño país magrebí, amenazado no sólo por una caótica situación económica, sino por un peligro exterior, Libia, y por otro interior, el integrismo. La actual Administración francesa, al igual que su predecesora, había apostado fuertemente por Mzali como el hombre de futuro en Túnez. Jacques Chirac, primer ministro francés, en una reciente visita a este país, la primera que efectuó al exterior tras acceder a su cargo, le llamó en público "el amigo Mzali".

El último acto oficial

El último acto presidido por Mzalí se celebró en la noche del martes en el palacio de Beit el Hikma, de Cartago, con motivo de la inauguración de la universidad euroárabe, en el que estuvo presente este corresponsal junto a media docena de invitados. Mzali apareció con rostro cansado, pero ninguno de los asistentes -entre ellos, la mayoría de los integrantes del cuerpo diplomático acreditado en Túnez, con el embajador norteamericano, Peter Sebastian, a la cabeza- advirtió la inminente caída, producida poco después. Curiosamente, Mzali ha sido separado de su puesto días después de ser desposeída su mujer, Fátima Mzali, del cargo de ministra de la Condición Femenina.Mzali, que se encontraba ayer en la capital tunecina, fue destituido por el anciano Burguiba desde Monastir, a 150 kilómetros de Túnez y ciudad natal del Combatiente supremo. Burguiba lleva desde hace dos días instalado en el palacio de Sjanes, su residencia de verano. Fuentes oficiosas de Túnez aseguraron anoche que desconocían cuál iba a ser el futuro del destituido primer ministro y dudaban sobre la posibilidad de que volviera a la escena política. El próximo noviembre habrá elecciones generales en el país.

El nuevo primer ministro tunecino, Rachid Sfar, está considerado en medios diplomáticos occidentales como uno de los cuatro miembros del llamado clan de Cartago, grupo influyente próximo al presidente de la República y que componen además Mansur Sjiri, ministro-director del gabinete presidencial y el hombre que acompaña a Burguiba en sus viajes; el general Zine el Abinne Ben Ali, ministro del Interior; y Amor Chedli, ex ministro de Educación.

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