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Jaruzelski, reelegido primer secretario del partido comunista de Polonia

El jefe del Estado polaco, Wojciech Jaruzelski, fue reelegido ayer como primer secretario por el X Congreso del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP), que se clausuró ayer en Varsovia. En una conferencia de prensa posterior, Jaruzelski hizo un llamamiento a los comunistas polacos, a ser ejemplo entre la población y luchar implacablemente contra los fenómenos antisociales.

Tan sólo dos de los 1.776 delegados negaron su voto a Jaruzelski en un congreso que ha supuesto una ratificación del pleno apoyo de los comunistas polacos y de la Unión Soviética a la política de normalización aplicada por el general tras la implantación de la ley marcial el 13 de diciembre de 1981. La reelección de Jaruzelski como jefe del partido, que se daba por hecha desde un principio y había recibido una clara aprobación por el máximo dirigente soviético en el discurso que éste pronunció ante el pleno el pasado lunes, fue acogida con una gran ovación por los asistentes a la clausura en el palacio de la Cultura de Varsovia.Todos los miembros de la dirección que intervinieron ayer ante el pleno hicieron hincapié en la franqueza y el carácter controvertido de los debates en comisión. Tan sólo el informe del propio Jaruzelski, leído por éste en la sesión inaugural, fue aprobado por unanimidad.

Entre las resoluciones aprobadas destaca la de una petición oficial para la celebración de una conferencia internacional de partidos comunistas y obreros. Esta propuesta fue planteada en su discurso por Jaruzelski, y causó sorpresa general, ya que la oportunidad de una conferencia de este tipo ha sido puesta en duda repetidamente en el pasado. Gorbachov no hizo alusión alguna a la posibilidad de una cumbre.

Nuevo buró político

Jaruzelski anunció la nueva composición del buró político de 15 miembros y cinco candidatos (sin voto), en la que la principal novedad es la entrada en el máximo órgano decisorio del partido entre congresos del ministro de Exteriores, Marian Orzechowski.Entre los nuevos miembros de pleno derecho del buró político del partido estarán también algunos compañeros de milicias de Jaruzelski como el ministro del Interior, Czeslaw Kiszczak, y el ministro de Defensa, Florian Siwicki. Kiszczak ha sido uno de los más fieles colaboradores de Jaruzelski en el proceso de normalización y en la represión del movimiento de oposición. También jugó un papel fundamental en neutralizar intentos de socavar la línea de moderación del general. Estos intentos por imponer una línea más dura de enfrentamiento con la oposición y la Iglesia tuvieron su momento culminante con el asesinato del sacerdote Jerzy Popieluszko.

Todo el congreso se ha centrado en la preocupación existente en el partido por la grave situación económica y las enormes mermas en el sistema de producción polaco. Los continuos llamamientos a un trabajo más eficaz y, al realismo en la valoración de la difícil situación económica han contrastado con la evidente satisfacción por el éxito de la normalización con la recuperación del papel dirigente para el partido después de la crisis de principios de la década y por el rotundo elogio que ha recibido la dirección del partido por parte del máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov. Con el apoyo soviético y un partido comunista apiñado en torno suyo, Jaruzelski se halla con margen político suficiente para acometer medidas que puedan sacar al país de su letargo.

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