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Nueva York se viste de gala para honrar a la 'vieja dama'

El centenario de la estatua de la Libertad, una orgía comercial

Francisco G. Basterra

Cinco millones de personas inundarán este fin de semana Nueva York, la ciudad de los rascacielos, para celebrar el centenario de la vieja dama, la estatua de la Libertad, el símbolo más persistente de Estados Unidos. Cincuenta calles de Manhattan han sido convertidas en zonas exclusivas para peatones, y 2.000 artistas (200 de ellos disfrazados de Elvis Presley) actuarán continuamente en plataformas especiales, mientras 400 chiringuitos calmarán el hambre y la sed. Seiscientos retretes portátiles evacuarán los desperdicios. Plácido Domingo cantará ante medio millón de personas en Central Park.

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El desfile de los veleros

El ingenio de la iniciativa privada y el sentido comercial norteamericanos se han conjugado a fin de producir tres días de espectáculo para festejar a la vieja dama que, desde la entrada del puerto de Nueva York, ha presidido la llegada a Estados Unidos de 16 millones de inmigrantes que huían de la pobreza y la intolerancia de Europa. Para los críticos, el aniversario significa la venta del icono nacional a los intereses de las multinacionales, y alguno ha afirmado que "una vergonzosa orgía" de lo comercial rodea el centenario. Pero una mayoría de ciudadanos ve en las celebraciones algo más, una oportunidad de celebrar la libertad, la democracia y la capacidad de acogida del país.Desde hace semanas no se habla de otra cosa. Las revistas más serias dedican números especiales a la celebración, cuyos actos serán televisados en directo por la cadena ABC, que ha pagado 10 millones de dólares (1.400 millones de pesetas) por la exclusiva. El fin de semana de la liberad ha sido organizado por David Wolper, el empresario de Hollywood que montó la ceremonia inaugural y la clausura de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

No queda libre una sola de las 100.000 plazas hoteleras con que cuenta Nueva York, y no hay habitaciones en 50 kilómetros a la redonda. Asistir en directo al espectáculo, a orillas del río, cuesta 125 dólares (unas 17.500 pesetas); un distribuidor de coches Mercedes de Brooklyn ha alquilado la azotea de su almacén por 100.000 dólares (14 millones de pesetas).

Los privilegiados

La Chrysler ha alquilado el trasatlántico Queen Elizabeth 2 para sus elegidos, y centenares de privilegiados, invitados por otra multinacional, celebrarán el centenario desde la terraza de las World Trade Towers, los dos mayores rascacielos de la ciudad. Por 325 dólares (45.500 pesetas) se puede conseguir un crucero por el río Hudson para ver los fuegos artificiales y el desfile de grandes veleros, el viernes. Por un apartamento de lujo para los cuatro días, con vistas sobre el puerto, se llegan a pagar 35.000 dólares (alrededor de cinco millones de pesetas).Ronald Reagan encenderá la estatua -restaurada al coste de 66 millones de dólares (9.240 millones de pesetas), en una labor de ingeniería que ha durado dos años- en la noche de hoy (madrugada del viernes en España), en una ceremonia de gala en la isla del Gobernador, a una milla de la escultura. En el curso de la misma, 300 ciudadanos jurarán su nacionalidad norteamericana ante el presidente del Tribunal Supremo, mientras, por televisión, otros 15.000 inmigrantes lo harán en otros puntos del país.

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A esta ceremonia se puede acceder pagando 5.000 dólares (700.000 pesetas). Éste es el comienzo del descomunal party callejero que concluirá el domingo con un homenaje de los mejores deportistas estadounidenses a la estatua de la Libertad y un concierto en el estadio de los Giants.

Difícil para los terroristas

Los festejos son un buen objetivo "para los que nos odian", ha reconocido el presidente Reagan, pero los terroristas lo tendrán muy difícil. Incluso se ha llegado a recordar la novela El quinto jinete, en la que terroristas libios amenazan Nueva York con una bomba atómica. No se ha recibido ninguna amenaza específica. A pesar de todo, la fuerza especial antiterrorista Delta, que capturó a los secuestradores del Achille Lauro, ha sido trasladada a Nueva York.Está incluso prevista la evacuación de la isla de Manhattan. Decenas de barcos del servicio de guardacostas, armados con ametralladoras y mangueras antincendios, patrullaron el puerto, que será vigilado por helicópteros de la policía y de la Marina equipados con cámaras de vídeo.

Hombres rana y perros policía capaces de oler explosivos han chequeado los muelles y los edificios públicos. Desde esta mañana está prohibido volar sobre la zona a los aviones privados y una escuadrilla de cazas está lista para disuadir a cualquier avión sospechoso.

Se espera que 40.000 barcos de recreo se acerquen a ver de cerca los festejos al puerto de Nueva York. Está previsto que los que se acerquen demasiado al lugar donde esté el presidente reciban un cañonazo de agua como advertencia. Decenas de equipos médicos y ambulancias estarán estacionados en Lower Manhattan para quien los necesite.

Fabricantes de recuerdos

La celebración es el agosto de los fabricantes de recuerdos, que van desde lo kistch a lo hortera, pasando por el lujo millonario. Un reloj conmemorativo de la joyería Tiffanys, en la Quinta Avenida, se vende por 600 dólares (84.000 pesetas), y otro de Cartier, al nada asequible precio de 10.000 dólares (1,4 millones de pesetas).Por mucho menos dinero, 5 o 10 dólares, el amante de los recuerdos puede hacerse con estatutas de la Libertad en plástico, metal o cristal, con o sin luz, y también con o sin la música del God bless America.

Más baratas aún, coronas de plástico, que se acoplan a la cabeza del usuario o, para los filatélicos, el sello conmemorativo, de 22 centavos de dólar. Se han impreso camisetas -con la estatua como tema suficientes para vestir a medio mundo libre, y matrículas de Nueva York con la estatua y la palabra liberty.

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