El alba del sector privado
Diez años después de la muerte de Franco, España ha cambiado considerablemente. El conjunto de la vida social y política española lleva la marca de nuevos valores, incluida la televisión. ( ... )Actualmente, la televisión en España surge a partir de un monopolio estático, confirmado en 1980 por el legislador, que se refiere a ella en términos de "servicio público esencial", aunque esto quede visiblemente en entredicho si nos atenemos a los hechos. ( ... )
¿Cuál es la calidad de la televisión pública en España? Una de las formas posibles de medirla es atendiendo al importe de sus exportaciones, que ascendió, en 1984, a 1,2 millones de dólares, alrededor del 30% del total de ventas en los mercados hispanos.
Además de los dos canales nacionales, existen también canales de ámbito regional. La Constitución reconoce 17 comunidades autónomas, con capacidad cada una de crear según la legalidad vigente su propia red televisiva. ( ... )
Los 39 millones de españoles parecen disfrutar de esta profusión televisiva. En primer lugar, y como hecho único en Europa, el parque de televisores en España sobrepasa numéricamente al de los receptores de radio. El índice de penetración de estos últimos no alcanza más que el 90% frente al 94% para los televisores, con un 62% en color. Y los españoles figuran entre los telespectadores más voraces de entre los países que no cuentan con televisión por cable: 3 horas 20 minutos de media cada día, alcanzando los sábados un techo de 4 horas.
A comienzos de abril de 1986, el Gobierno dio luz verde a la creación de tres cadenas privadas de televisión ( ... ) como respuesta a los deseos ciudadanos que, según un sondeo, en un 71 % se muestran partidarios de la televisión privada y la televisión pública a la vez.
( ... ) La modestia financiera de los grupos españoles, pero también las potencialidades del mercado, son dos buenas razones para estimular a grupos extranjeros a la aventura de instalarse en la Península Ibérica.
( ... ) Pero incluso aunque Espafla sea el mercado europeo con la más alta tasa de crecimiento, no es cierto que el mercado publicitario, y tan sólo él, llegue a asegurar la viabilidad de todas las televisiones actualmente en gestación.
Aunque poco costosos, los espacios publicitarios televisivos no llegan siempre a encontrar comprador, y esto a pesar de una legislación que ignora los sectores prohibidos. Al término de una ascensión rápida y equilibrada, la televisión española, lejos de la tutela estatal, va a dotarse de fuertes instituciones privadas.(...)
París, 28 de junio
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